De forma inusual, la angosta puerta del profesionalismo se le abrió muy rápido a tres jóvenes jugadores costarricenses.
Ellos son: Randall Leal de Belén, Bryan Segura de Pérez Zeledón, y Marvin Loría de Saprissa, quienes debutaron en este Invierno 2013 con apenas 16 años.
El primero, nacido el 14 de enero 1997, apareció en un momento en que los belemitas precisan de cualquier dosis de talento para salir del abismo del descenso. Su bautizo fue ante Carmelita, el pasado 27 de octubre.
El segundo, casualmente nacido ese mismo día, surgió luego de que los generaleños se quedaran sin arqueros disponibles por una expulsión y una lesión. Su iniciación fue contra Cartaginés, el 17 de noviembre anterior.
El tercero, nacido el 24 de abril de 1997, llegó a la escena por la intención del Monstruo de no arriesgar a que alguien más se le lesionara de cara a la fase final del certamen. Se dio a conocer también frente a los brumosos, el 24 de noviembre último .
Empero, fuese por desesperación, emergencia o rotación, el caso es que los sueños de éstos jóvenes futbolistas se hizo realidad a una edad, en la que, al menos en el país, ya no es normal dar los primeros pasos como profesional.
Así lo confirman las estadísticas. Por ejemplo, en toda la temporada 2012-2013, no hubo un solo jugador de dicha edad que viera minutos en el terreno de juego.
Sí hubo de 17 (Jean Carlo Badilla de Santos, Josué Murillo de San Carlos, y Henry Espinoza de Puntarenas FC), pero de 16, no.
Para dar con otro caso de un debut a los 16 años hay que ir hasta el 2008, con el exbrumoso César Artavia y el porteño Jeisson Peña.