Gent, Bélgica. Primero le tocó jugar con la Selección cuatro días después del nacimiento de su hija Daniela. Más adelante le correspondió enfrentar un crucial repechaje solo una semana luego de la muerte de su mamá.
En octubre del año pasado, Randall Azofeifa no estaba en la lista para los dos últimos partidos de la hexagonal de Concacaf. Sin embargo, Celso Borges se lesionó y lo llamaron a última hora.
“Un lunes acompañé a mi esposa al hospital, porque se le subió la presión, y la dejaron internada. Ese día la Federación me llamó para decirme que estaba convocado, viajé el martes.
“Hice escala en Madrid y mi suegra –que se estaba quedando con mi esposa– me dijo que le iban a provocar el parto. En el avión traté de llamar y no pude, entonces le pedí ayuda a la tripulación y me enteré del nacimiento de Daniela en la cabina. Ahí mismo celebré con el capitán y el copiloto”, comentó el mediocampista.
Un mes más tarde le correspondió jugar en medio del luto. Su mamá Lidiette Corrales falleció antes de los partidos contra Uruguay; el volante tuvo que adelantar el viaje para estar en el funeral. “Nunca había sentido un dolor tan grande. A uno le parece que está fuera de la realidad.
“ Tomé unos días para analizar si jugaba o no. Al final volví a la Selección porque a ella le gustaba que yo jugara con la Selección y porque si jugaba o no nada iba a cambiar lo que había pasado. Esa decisión me ayudó a despejarme muchísimo”, relató.
Y, ¿si otro hijo suyo fuera a nacer cuando lo convocan a la Tricolor? “Creo que igual viajaría”, afirmó luego de consultarle a su esposa Andrea con una mirada.