Jugadores adoptan disciplina táctica con madurez

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San Rafael de Alajuela. Aunque el jugador costarricense no está acostumbrado a la disciplina táctica que profesa el nuevo entrenador de la Selección , Ricardo La Volpe, los convocados a la Tricolor señalaron tener la madurez necesaria para comprender que su método únicamente intenta hacerlos mejorar.

En dos días, La Volpe prácticamente solo trabajó un par de ejercicios, repetidos un centenar de veces. Aún así, los 24 futbolistas concentrados siguieron las órdenes sumisamente, comprometidos en cumplir con los estrictos movimientos solicitados.

Ayer, durante la práctica de la mañana (la Sele nuevamente entrenó en doble turno), otra vez el equipo se dividió en dos y ensayó la línea de cuatro en una mitad del campo y unas maniobras de desplazamiento y apertura de espacios en la transición ofensiva, en el otro.

“Somos un grupo que entiende que solo de esta manera se podrán arreglar los errores. En estos momentos hay que tener la madurez para saber que tenemos un técnico con gran conocimiento que nos acercará a nuestras metas”, dijo el volante José Miguel Cubero.

“Así (repitiendo) es como uno aprende. Es un entrenador de otro nivel, distinto a cualquiera de acá, Con él podemos ir madurando. Seguiremos haciendo lo que él quiere para intentar llegar a grandes cosas”, expresó David Guzmán.

Durante esta práctica, Josué Martínez fue el más “regañado” por el argentino, empero, el joven delantero nunca lo tomó a mal.

La Volpe intentó explicarle a Martínez algunas formas de moverse a buscar la pelota y crear rutas para el resto de jugadores. Igual que el lunes, el estratega detenía la jugada y arrojaba correcciones. Muchísimas veces hacia al ariete.

“Si a uno lo regañan, es para que corrija algo. No hay nada de qué preocuparse. Traté de tomarlo con calma y mantenerme concentrado para poder hacerlo bien y sacar el mayor provecho”, dijo Martínez.

“No es cansado estar repitiendo lo mismo, porque de esos movimientos en un partido salen mil ideas”, adujo José Daniel Varela.

En la segunda sesión, La Volpe organizó un colectivo.

No obstante, no se apartó de su rutina de detener e instruir.