Fue un partido para tomar como aprendizaje, contra un equipo muy ordenado defensivamente y que neutralizó las principales fortalezas de Costa Rica: la profundidad por las bandas y la asociación en el último cuarto entre los volantes ofensivos y los delanteros.
Este juego desnudó algunas falencias y dejó ver que hay que buscar más variantes con la pelota cerca del área rival, para encontrar los espacios porque la mayoría de los equipos de la eliminatoria emulará lo que hizo Sudáfrica, con un planteamiento en el que tapó las bandas de la Tricolor , metió los dos contenciones cerca de sus centrales y por momentos paró a sus 11 hombres detrás de la línea de la pelota.
El conjunto costarricense careció de movilidad por el centro, extrañó a un hombre que tomara el balón, pusiera la calma y profundizara, ya que el equipo se vio ansioso e impreciso por lapsos, y aunque dominó la esférica, ese dominio no fue eficaz.
A esto se suma que las líneas de la Sele estuvieron muy separadas y cuando el oponente contragolpea, hay que trabajar mejor la transición del bloque para no sufrir. Además, se debe mejorar en la salida, algo que costó bastante.
Hay que ser autocrítico, retroalimentarse con esto para saber que cuando se juega de local hay que tener paciencia, tranquilidad y darle mejor circulación a la redonda porque el rival conoce y estudia más a Costa Rica por lo que viene haciendo; es una realidad que esto es lo que se topará la Tricolor en las eliminatorias.