Jonathan Moya pasó de llorar al campeonizar con Alajuelense a decir sus primeras palabras en coreano

El atacante revive todo lo que sintió esa noche del pasado 20 de diciembre con la Liga y habla sobre sus expectativas con el Anyang

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El minuto 30 del partido de vuelta de la fase final entre Alajuelense y Herediano del 20 de diciembre de 2020 está clavado en el corazón de Jonathan Moya como uno de los momentos más indescriptibles de su carrera futbolística.

Alex López le dio el balón a José Andrés Salvatierra, quien avanzó, levantó la mirada y divisó que el atacante oriundo de Monteverde iba bien perfilado. El lateral sacó un centro con precisión y Moya martilló la pelota en la cabaña de Bryan Segura.

Era el 2-0 en el global y el atacante presentía que ese gol en ese momento sí terminaba de sellar ese título tan añorado por el liguismo. Que en esa ocasión no ocurriría lo de un año atrás, cuando también hizo el gol en la final que le daba vuelta al marcador, pero en el minuto 87, los florenses forzaron al alargue y penales.

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Aquella rabia y desconsuelo que Moya sentía en 2019 y que encarnaba el sentir del liguismo se sanó exactamente un año después, en el mismo lugar y contra el mismo rival.

Tenía que ser él, ese hombre que los aficionados describen como el jugador que les dio la 30 en dos ocasiones, en alusión al gol de diciembre de 2019 y al tanto de diciembre en 2020.

En el episodio final de la serie ‘Desde Adentro’ del Liga Pass, Moya explica que después de superar la semifinal contra Cartaginés, el equipo se sentía a un pasito importante para alcanzar el objetivo, sin dejar de lado que iba a ser un partido complicado también.

“Sabíamos que la cancha de cierta parte nos podía favorecer a nosotros. Y bueno, íbamos a enfrentar a un gran rival, que venía de sacar una serie buena contra Saprissa y venían con esa confianza. Obviamente nosotros también y la deuda que teníamos con la afición y con nosotros mismos”, relató Moya.

En el partido de ida, en el Estadio Nacional, Alajuelense se impuso con un tanto de Alonso Martínez y en el camerino rojinegro tenían muy presente que ese criterio de gol visitante era vital.

Pero aún faltaba el desenlace de una historia en la que Moya quería ser protagonista antes de emprender una nueva aventura como legionario.

“Familiares y personas cercanas le preguntan a uno si uno siente algo, nervios de jugar... Yo te puedo decir que a los 18 o 20 años sí sentía nervios y ahora lo que yo sentía en ese momento, que iba del hotel camino al estadio era ansiedad, de estar tan cerca de conseguir el campeonato, de que íbamos ganando la serie, de que podíamos hacer un gol, era una fase mental de pura ansiedad de que ya empezara el partido”, recordó.

Y llegó esa anotación para terminar de esculpir la 30, justamente en el minuto 30.

“Mi sensación primero era celebrar como me pidieron los compas, después llorar, tirarme al suelo y darle gracias a Dios, como me dijo mi hijo (Julián) y es que es una sensación que no puedo explicarles, saber que era el 2 a 0 para nosotros y que podía darnos el campeonato”.

Pasaba el tiempo, pero por esa experiencia pasada, lo que necesitaban los jugadores, directivos, cuerpo técnico y aficionados era que llegara ese pitazo final.

Moya no sabe si sus compañeros tuvieron la misma reacción que él, pero sí cuenta su propia experiencia.

“Faltando cinco minutos antes de que terminara el partido yo me decía: ‘Esto no se nos va, esto no se nos va’ y yo llorando en medio partido, porque sabía que estaba cerca del campeonato. Y yo no sé si solo yo, o si otros compañeros estaban sintiendo lo mismo mío, pero faltando cinco minutos yo me decía: ‘Se nos va a dar, se nos va a dar’. Y yo llorando, en cada jugada cabeceando y llorando”, recordó.

Desde que llegó a la Liga, fue un crecimiento constante y le demostró a quienes le decían que no tendría espacio para jugar por el exceso de competencia que las cosas se ganan con trabajo, porque siempre fue titular con Alajuelense.

Verse campeón con los rojinegros significa muchísimo para él, tanto como su reacción de besar el escudo tras esa anotación. Era lo que quería y lo que había soñado, antes de asumir el reto de jugar de nuevo en el extranjero.

Hoy se encuentra en Corea del Sur, con el FC Anyang de la Segunda División y este viernes podría debutar en la K-League Challenge, de visita, contra el Gyeongnam FC.

Cuando llegó, tuvo que hacer el aislamiento de rigor, un espacio en el que aprovechó para aprender algunas palabras en coreano y adaptarse al huso horario.

“Estar en casa fue difícil, estar solo, cumplir cuarentena solo es aburrido también, pero traté de comportarme, ordenar mi horario con el horario de Corea, porque el de Costa Rica es muy diferente y tratar de comer bien para cumplir bien la cuarentena y poder estar pronto entrenando con el equipo”, relató Moya en declaraciones difundidas por el club.

También contó que iba preparado y con mucha ilusión.

“Pude informarme bien sobre la liga de Corea, antes de venir traté de averiguar mucho del equipo, informarme de la liga, de los compañeros, del estadio, la ciudad, conocer un poco más antes de venir y ahora estoy muy contento por el recibimiento y el cariño que me han mostrado todos los aficionados, los compañeros y el cuerpo técnico”.

Y agregó: “Mi objetivo es primero jugar bien, ayudar al equipo a poder ascender y estar en los primeros lugares, tratar de aportar con muchos goles al equipo y dejar una buena impresión en los compañeros, en los aficionados y en el cuerpo técnico y también a los aficionados de Costa Rica que van a apoyar mucho a Anyang”.

En el club notaron que Moya ha sido todo un fenómeno en redes sociales, con interacciones tanto en Corea del Sur como desde territorio nacional.

“A los aficionados de Costa Rica les agradezco de corazón, se han comportado de muy buena manera, han llenado las redes sociales de Anyang, me han apoyado mucho y sé que durante todo el campeonato me van a apoyar. Agradezco de corazón ese cariño y ese respeto que tienen hacia mi persona y espero que podamos conseguir muchos logros tanto personales como grupales en Corea”.

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