Isla de Chira, el terruño de Alonso Martínez se paraliza cuando él juega con Alajuelense

En la cancha del barrio Bocana comenzó el sueño de aquel chiquillo veloz y pícaro con el balón. Hoy es el modelo a seguir para muchos niños chireños que quieren ir tras sus pasos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La calma que se vive y se respira en el día a día en la Isla de Chira cambia de forma drástica cada vez que Alonso Martínez salta a la cancha.

Él es el primer chireño en ser futbolista de profesión y para los habitantes de la isla es un orgullo prender la televisión o el radio para seguir las incidencias de los partidos de Alajuelense cuando él juega.

Chira es la isla más grande del Pacífico costarricense. Está en el Golfo de Nicoya, donde desemboca el río Tempisque. Es el distrito decimotercero del cantón central de Puntarenas y tiene una extensión de 44 kilómetros cuadrados.

De ahí es el hombre que desde este Apertura 2020 porta el dorsal 16 de los rojinegros y fue en ese pedacito de tierra donde retumbaron con mucho eco los dos gritos de gol que salieron de la garganta del volante ofensivo el sábado pasado.

“Uno sabe que en las casas están viéndolo jugar y mi mamá (Flory Batista) se asusta tanto que siempre prefiere ver los partidos conmigo. Después de pulsearla tanto en todos estos partidos, la verdad es que cuando hizo esos dos goles contra Grecia nosotros nos queríamos volver locos aquí”, contó Carlos Martínez, el hermano de Alonso que fue quien más lo impulsó para abrirse camino en el fútbol.

Los inicios. Que la pelota fuera su juguete favorito no quería decir que terminaría siendo futbolista, pero cuando Alonso estaba en la escuela sí marcaba diferencia en las mejengas con sus compañeros.

Creció en el barrio Bocana y en la plaza de ahí fue donde comenzó a divertirse realmente con el balón, con un estilo veloz y pícaro, sin sospechar que años después, sería fichado por un equipo grande del fútbol nacional.

Hubo un torneo a nivel nacional de fútbol escolar; participaron, llegaron a la final y él fue goleador.

Carlos recuerda que junto a su primo José Luis, se sentaba a verlo jugar y notaban cualidades distintas, así que decidieron armar un equipo de las islas Chira y Venado para ir a Juegos Nacionales.

“Hicimos una selección y competimos, eliminándonos con equipos de Puntarenas y fuimos a los Juegos Nacionales de San Carlos en 2015 en representación de Puntarenas, con un equipo del barrio, de aquí de la isla. Alonso fue goleador y creo que quedamos de cuartos”, rememoró.

En esa época, Wálter Centeno dirigía a Puntarenas y convocó a tres integrantes de ese equipo de Juegos Nacionales para que fueran a un entrenamiento con el PFC.

“De los tres quedaron dos y uno fue Alonso. Fue creciendo, fue goleador en el PFC y daba muy buenas expectativas, lo apoyábamos como familia. Marcelo Herrera lo llamó a la Sub-20 y Víctor Badilla lo vio y lo firmó con la Liga. Estaba muy jovencito y lo mandaron a préstamo”.

Jugó con Palmares en la Liga de Ascenso para ganar roce; luego la Liga lo prestó a Guadalupe y ya está de regreso en Alajuelense, donde ha sido titular en estos cinco juegos.

Entre pesca y fútbol. La pesca es uno de los principales oficios en la isla, pero en la familia Martínez Batista decidieron que como Alonso era el menor de la casa, debía estudiar.

Eso sí, su papá, don Alfredo, quien falleció en 2006, sí enseñó a pescar a todos sus hijos.

Al fallecer don Alfredo, su hijo mayor, Rodolfo, se hizo cargo de la familia y él junto doña Flory sacaron adelante a Wilson, Jonathan, Carlos y Alonso.

“Viene poco, porque está de lleno con el equipo. Aquí se puede llegar por Puntarenas, en una lancha que viaja todos los días desde el mercado, aunque ahora por la pandemia se redujo tres días por semana; o por Costa de Pájaros, que es por Chomes, Abangares y ahí hay más horarios para tomar la lancha”.

En la isla viven cerca de 4.000 personas, hay luz, agua potable, Internet, cable, buses, carros, tres escuelas, un colegio académico; tiene siete pueblos y cada uno posee su propia cancha.

“Siempre estamos en comunicación con él y cuando son partidos en los que él va a estar, todo el mundo nos habla de eso. El sábado, todo el mundo estaba pendiente de ese juego de la Liga en Grecia, con tal de verlo. Desde el pueblo todos le hacían la fuerza para que anotara, porque las venía pegando en el palo”, reseñó.

Y agregó: “Era demasiado estrés, le pedíamos a Dios que anotara para que agarre más confianza, porque es como todo. Esperamos que ya él viera que sí puede y que no se presione, que juegue y ya, porque él tiene cualidades”.

Carlos lo llevaba a los partidos desde pequeño, soñando con que algún día se diera lo que hoy vive Alonso.

“Verlo en Alajuelense para mí es un orgullo y los sacrificios valieron la pena. Ahora tiene que ganarse su puesto y no flaquear, en cada partido debe dar lo máximo. La Liga es una institución muy grande en la que están solo los mejores”, citó.

“Él es muy maduro y nosotros como familia lo hemos apoyado y hemos estado muy a la par de él, no le ha costado adaptarse a la ciudad, porque ya sabía a lo que iba. Él nos hace caso y es muy enfocado,”.

Abriendo puertas. La isla siempre ha tenido chiquillos buenos para el fútbol, pero faltan oportunidades.

“Fue de mucho sacrificio ir a Juegos Nacionales con Chira FC, pagar pangas para el equipo, buses y quizás algunos ni tenían, pero algo hacíamos, como ventas y luchamos hasta poder ir. Actualmente, los chiquillos ven a Alonso y se ilusionan, porque dicen que quieren ser como él y jugar en un equipo profesional de fútbol”.

Ante esa realidad, el propio Carlos Martínez optó por capacitarse con Linafa y ya tiene una licencia de entrenador.

“Poco a poco queremos impulsar un proyecto para darle oportunidad a la gente de Chira y de las islas, que tal vez puedan mostrarse y que salga otro Alonso. Él es un poco tímido, pero así somos los isleños, somos personas de pueblo, de zona rural y no estamos acostumbrados a lo que él vive hoy. Poco a poco se desenvuelve más y las esperanzas nuestras es que llegue muy lejos”, mencionó.

Mientras Martínez se entrena a diario en el Centro de Alto Rendimiento en Turrúcares, en la Isla de Chira están listos para que cuando alguien corra la voz de que Alonso jugará, la mayoría de lugareños vayan a prender el televisor.

La Liga es líder del grupo A con 12 puntos y el domingo visitará al Santos de Guápiles.