Horacio Esquivel: El psicólogo clínico que curó la ansiedad de la afición porteña de ascender a la Primera División

El técnico puso en práctica su conocimiento profesional en esa disciplina, un plus que pocos entrenadores tienen. Su equipo, dijo, tiene una gran virtud: es muy fuerte mentalmente

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Horacio de los Ángeles Esquivel Rodríguez anotó en un “expediente clínico” la desazón, la desesperanza y una vida emocional negativa, como los principales síntomas de los aficionados porteños, ansiosos por volver a la Primera División, luego de un letargo de ocho años.

Dice que como profesional en la Psicología Clínica se basó en una análisis de “regresión”, hizo su diagnóstico y les vendió a los hinchas naranja la idea de un futuro mejor: “Logré quitar el pesimismo; ese negativismo que venían cargando y lo invertimos”.

El pasado domingo, después de lograr el ascenso, con una afición que se pudo desbordar y meterse a la cancha del Estadio Rafael Bolaños, de Carmelita, bastó un gesto del melenudo fornido estratega para que barra se quedara inmovilizada, celebrando por supuesto, pero con mesura, sin afear la ceremonia de premiación.

“Una afición muy disciplinada que logró entender que se puede vivir sin acciones negativas”, destacó sobre los resultados de su tratamiento para paliar la ansiedad de los chuchequeros.

Horacio Esquivel nació en Batán, Matina, hace 61 años. El alumbramiento fue casero, pues su abuela era partera. A los 12 años se mudó con su familia a Limón, donde cursó la secundaria en el Liceo Diurno de Limón y luego obtuvo un bachillerato en Psicología. Tiene cinco hijas y un hijo.

Tuvo una experiencia anterior en el banquillo con Limón, en donde también trabajó en ligas menores.

Su formación psicológica, por supuesto que también la puso en práctica en el Puntarenas FC, el nuevo inquilino de la Primera División. ¿Cómo lo hizo?

Uniendo eslabones

Este Puntarenas le llevó un buen rato armarlo, no en lo futbolístico, sino en unir lo individual con lo grupal, lo que él llama juntar los eslabones para cerrar la cadena. Algunos jugadores no lo lograron y trajo otros que sí cayeron como anillo al dedo en su proyecto.

Esos que importó son de Limón, quienes conocen su método. Por eso, el famoso jugo de limón con naranja que se fabricó, aún sin patente comercial, le sabe tan bien.

“Trabajamos el equipo mentalmente para que lograra el objetivo. Ya con la afición lo estábamos haciendo, teníamos que tener un grupo muy fuerte mentalmente y la característica de este equipo es que es muy fuerte mentalmente”, dijo.

Nada fácil fue esa tarea, confesó, porque los equipos tienen un planilla grande: “Hay que hacer un análisis mental, estudiar mucho al individuo, que incluso ni se percata de que se le está analizando”.

“En un equipo de fútbol hay un sinfín de personas actuando diferente, con problemas diferentes”, dijo, agregando que al fin logró tener “un expediente clínico” de cada jugador, fundamental para su trabajo de apuntalamiento mental.

La mente supera lo físico

El entrenador, quien bien tiene la facha de un roquero, dijo que un futbolista es un 80% fortaleza mental y un 20% buen jugador. Así lo piensa y así lo pone en práctica.

“Veo equipos, a los que llaman grandes, con mucha debilidad mental, equipos que tienen grandes jugadores, pero vienen rivales en estado crítico y les ganan. Carecen de fortaleza mental”, comentó.

“En el fútbol y en la vida todo es emocional, pero son las emociones positivas las que deben sobresalir; el poder de la mente es muy grande, pero no la usamos bien, o muy poco’, sentenció.

Mezcla mental y táctica

Horacio Esquivel tiene muy claras sus líneas de acción. Planifica y ensaya lo táctico y técnico, como cualquier estratega, ese que llaman el trabajo en la cancha, con bola.

Pero lo que cambia es el antes y el después del entrenamiento. Allí aplica lo psicológico. ¿Cómo? Con el trabajo mental, con un racimo de mensajes: “Hay que creérsela, somos 11 contra 11, el uniforme no juega, sí se puede y, para remachar, el sacrificio produce dolor, pero después viene la alegría”.

¿Cómo evita el estrés y la ansiedad?

“Leo y medito. Yo cargo estrés, pero no me debilita emocionalmente. Mi cuerpo se cansa, se adolece, siento como cualquier persona, pero la parte personal la controlo y eso me da la vitalidad. La ansiedad la trato con mucha paz y tranquilidad. Me encierro en un cuarto y me doy tiempo para si mismo”, expresó.

“A veces no estoy con nadie porque también me hago falta”, agregó.

Su pelo de león

En su perfil de Facebook dominan las imágenes de leones. La pregunta fue inmediata y su respuesta también.

“El león es un animal que no es el más rápido, no es el más inteligente, pero es el animal que con mucha astucia y sabiduría enfrenta a las cosas más grandes como un elefante y que no le tiene miedo a nada, todo lo enfrenta”, manifestó.

¿Y cuál es el vínculo del león con su abundante cabellera, que más bien parece una macolla de pelo?

“El pelo me lo corto cuando terminan los torneos. Todos nos inspiramos en algo, a mí me inspira la cabellera del león, me da fortaleza”, explicó.

Sin etiqueta

Su atuendo es sencillo: gorra, jeans y camiseta y el pelo largo. ¿Por qué?

“Quiero que el aficionado no me mire que estoy más arriba que ellos. Siempre me gusta que la gente me vea igual que ellos, que la gente sienta que estoy al lado de ellos”, declaró.

Devoto alemán

“Soy fan del Bayern Múnich y de la Selección de Alemania. Los alemanes son muy ordenados, no se salen del esquema aunque estén perdiendo, siempre con la misma tranquilidad, con la misma disciplina y eso me agrada”.

“En el caso del Bayern, me gusta la mezcla de jugadores afrodescendientes, europeos y latinoamericanos. Esa combinación me agrada por la velocidad, la disciplina y la táctica”.

“Esa mezcla la intenté en Puntarenas”, finalizó la charla.