Heredianos celebraron entre cánticos, repicar de campanas y broncas de borrachos

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Heredia

La afición de Herediano se tiró a la calle la madrugada del domingo para festejar la victoria ante la Liga, aunque la celebración se vio empaña por algunos pleitos, sobre todo con personas que tomaron alcohol en exceso.

La marea florense se desbordó en la gramilla del estadio Eladio Rosabal Cordero, y luego tomó las principales calles de la Ciudad de las Flores.

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El pitazo final del árbitro Ricardo Montero, en el duelo que ganó Herediano a Alajuelense 2-0, hizo cimbrar los cimientos de la ciudad de Heredia hasta el amanecer.

La afición del Herediano, una vez más, dejó escapar toda su alegría y felicidad. En un duelo desigual, ante una superioridad marcada, el Team batió a la Liga por segunda vez consecutiva y alcanzó su estrella número 25.

La gran masa de seguidores rojiamarillos se brincaron las bardas del reducto florense para celebrar con sus ídolos; de poco sirvió la advertencia por los altavoces previniendo que no habría premiación si invadían el terreno de juego.

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Ni las súplicas de Óscar Esteban Granados que pedía calma y que salieran del campo, fue suficiente para detener la algarabía del pueblo rojiamarillo que no fue contenido, ni siquiera por los miembros de antimotines de la Fuerza Pública, que poco pudo hacer para frenar el ímpetu de los aficionados.

El frenesí fue tal, que al salir los jugadores al campo, a mostrar las medallas de campeón, los seguidores florenses tomaron el trofeo como suyo, arrebatándolo de las manos a los monarcas, que pese a tomarse amablemente los selfies y saludar al público, tuvieron que volver rápidamente a los vestuarios.

Ni siquiera la presencia del técnico del Team, Hernán Medford, quizás el personaje más esperado y asediado, pudo contener al público, pues era tal la cantidad de gente que prefirió escapar entre la multitud y volver también a los camerinos.

El portero Daniel Cambronero, con su hijo en brazos, también se vio forzado a reaccionar, cuando un individuo saltó de la nada y golpeó accidentalmente al pequeño, quien soltó a llorar ante el susto de su padre, que reaccionó golpeando al aficionado y alejándolo del niño, que más asustado que lastimado, se puso nervioso ante la

muchedumbre que rodeaba a su papá.

Otros jugadores prefirieron celebrar un poco más alejado de la masa, como Víctor Mambo Núñez, quien tomó distancia y desde el balcón de las oficinas administrativas del Herediano, que da a la calle, corría de un lado para otro con el trofeo en sus manos, ante el coro del pueblo florense que aplaudía y rabiaba de felicidad.

Pero el éxtasis fue total cuando apareció Medford y con bandera rojiamarilla en mano y con pases de torero, enloqueció a la afición, más aún cuando beso el trofeo que lo acreditaba como el estratega monarca.

Campanas y broncas. Mientras en los alrededores del Rosabal Cordero era un hervidero de gente, en el parque central de Heredia otros empezaban a aglomerarse, dispuestos a festejar hasta que el cuerpo aguantara.

"Heredia por media calle dice el refrán". Mejor manera de explicar no hay para describir la cantidad de personas que tomaron como punto de encuentro la explanada frente a la iglesia.

Y es que las campanas de la Catedral repicaron y se confundieron con las cornetas y los pitos de los automóviles, que junto a la música de algunos grupos improvisados, le pusieron sabor a la celebración.

Es cierto que no hubo caravana del triunfo ni desfile de la victoria por parte del plantel florense, que lo haría hasta este lunes, pero poco importó, pues igual la fiesta estaba montada y habían suficientes argumentos para gritar, bailar y celebrar.

Incluso, los más osados, a pesar del agua fría, se lanzaron a la fuente del parque y la escalaron hasta lo más alto, mientras el público alrededor gritaba y animaba a los intrépidos a bañarse y mojarse sin ningún pudor.

Todos quería celebrar, para ello no había edad, como doña Betty Sequeira, quien a sus 95 años, en una silla de ruedas, pidió a sus hijos Margarita, Ana Teresa, Elizabeth y Manuel que la llevaran al parque para vivir la celebración del título del Team.

Con bufanda y gorro rojiamarillo no paraba de sonreír, mientras miraba a las personas ir y venir a pesar que ya era cerca de las 12:30 de la madrugada.

"Ella dice que es mayor que el Team por unos meses. Se siente muy orgullosa de ser herediana y nos pidió qué la trajéramos", comentó su hija Elizabeth.

Don José Manuel Aguilar Camacho, a sus 82 años, tampoco quiso perderse la fiesta y junto a su familia integrada por María José Alvarado, Elí Omar Brenes, María José Alvarado, Alexander Aguilar y Mercedes Vargas llegaron al parque para nada perderse detalle del festejo.

"Él es muy herediano y está muy contento con el campeonato. Además le habían regalado ese monito (un animalito de peluche) y aseguró que le dio suerte al equipo, por eso no se cambia por nadie", aseguró su nieta María José.

Pero, lamentablemente, siempre hay un pero y es que la celebración se vio empañada por un grupo de seguidores florenses, que pasados de tragos, empezaron a buscar problemas en los alrededores del parque.

Mientras unos bromeaban con valientes alajuelenses que se unieron al festejo, otros comenzaron a causar problemas iniciando broncas, peleas y enfrentamientos entre ellos mismos.

Sin embargo, a eso de las 2 a.m., la Policía intervino para calmar los ánimos de los problemáticos que huyeron tras causar algunos disturbios luego de darse de manazos.

De hecho, la Fuerza Pública detuvo a seis personas por dichos hechos.

Así la fiesta continuó en paz casi hasta el amanecer, entre cánticos, pitos de automóviles y el repicar de las campanas de la iglesia, que anunció el título 25 del Team que comandó Hernán Medford.