Para el técnico Odir Jacques no hay imposibles. El estratega del Club Sport Herediano demostró una vez más que el que no arriesga no gana, eso sí al ver a cinco delanteros en la cancha, quizá uno diría que tomó más riesgos de la cuenta, pero al final su plan salió a la perfección.
El técnico del Herediano, Odir Jacques, demostró una vez más que quien no arriesga no gana.
Al ir perdiendo en casa ante la UCR 0-1, optó por tener a cinco delanteros en la cancha.
Cualquiera podría pensar que tomó más riesgos de la cuenta, pero al final el plan le salió a la perfección.
A Jacques hay que reconocerle sus méritos a la hora de ir por la victoria. Es un experimentado timonel que no tiene amarras y que, por lo general, su lectura de juego le permite hacer cambios que en teoría son impensados para más de uno.
El Team caía 0-1 desde los once minutos, luego de un gol de Pablo Herrera, pero en el complemento le dio vuelta.
Los florenses pasaron de alinear a los contenciones José Miguel Cubero, Rándall Azofeifa y Óscar Esteban Granados, a jugar con cinco delanteros como son Víctor Núñez, Jonathan Hansen, Yendrick Ruiz, Wálter Silva y Antonio Pedroza.
Un técnico al estilo de Jacques nos tiene acostumbrados a este tipo de estrategias, pero ¿cuál es el problema si le funciona?
El entrenador sabe cómo sacudir al seguidor herediano, y fiel a su estilo ofensivo fue como pudo quebrar la pizarra de equilibrio y orden que implementó su colega Guilherme Farinha.
El primer estallido en las gradas del Rosabal lo ocasionó un cabezazo del argentino Hansen, a los 52 minutos.
El suramericano cabeceó a la perfección un centro milimétrico de Granados para devolver la fe a los locales.
Con el 1-1 en el bolsillo, la UCR también se sintió cómoda, pero no era un resultado negociable para el Team, que echó mano de toda su maquinaria.
El cierre fue de infarto, pues el cotejo estaba igualado cuando le restaban cinco minutos; no obstante, una jugada de Johan Condega cambió el marcador.
Condega, quien es volante pero juega de lateral izquierdo, subió por la banda y desdobló en el área, hizo el pase de la muerte y el balón pegó en los pies del zaguero José Mena para introducirse en el arco de Aarón Cruz.
La cara de Farinha lo decía todo; se le fue el partido. Por el contrario, Jacques lució feliz y protagonizó la algarabía en el banquillo de los rojiamarillos.
Arriesgada al fin, la apuesta de Jacques dio resultado y permitió que el equipo reafirmara su buen arranque. Además, sigue en los primeros puestos del Verano.