Herediano cruzará el Zurquí con poca renta para visitar a Santos

Goles de Lagos y Hansen salvaron un escaso botín de 2 a 1 para los rojiamarillos

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Heredia. La agresividad y el talento no lo son todo en el fútbol. Lo mostró un Santos ordenado y tozudo que supo contener al Herediano y salir vivo de su visita al Rosabal Cordero. La semifinal se va abierta a Guápiles porque el 2-1 no es para nada un marcador definitivo y porque el pequeño no se dejó arrollar.

De una primera mitad de muchas emociones a una complementaria de más goles pero menos acción, pasando por los tantos de Cristhian Lagos, Jonathan Hansen y el visitante Edder Monguío, el arranque de la segunda fase del Verano dejó ver a dos conjuntos muy equiparados y dispuestos a dar espectáculo en la medida de sus capacidades.

El primero en asustar fue Winston Parks, quien en los pocos minutos que jugó se mostró como el adecuado eje del ataque santista. La prueba más clara la puso al 10’ cuando remeció el horizontal de Daniel Cambronero.

La respuesta, un minuto después, fue letal. El visitante pecó no solo en la marca de Lagos, también en permitir el centro: para cuando Dave Myrie lanzó la pelota al área ya era tarde para evitar que se abriera el marcador.

Lo mejor en el encuentro es que Santos nunca se encogió ni jugó con la matemática de recibir en casa el juego de vuelta o contar con la ventaja deportiva.

De ahí que el primer tiempo fue tan agradable, con el Team encontrando espacios y proponiendo juego en los pies del afanoso José Sánchez, si bien Elías Aguilar se mantuvo siempre referenciado –cuando no pateado–.

Hansen pudo agrandar la cuenta en uno de esos enredos que provocó Sánchez, al 19’, pero Adrián de Lemos le ahogó el grito de gol con un paradón.

En adelante las cosas cambiaron. Gracias a la marca fuerte y a la superioridad en la media, Santos dominó y tuvo opciones para igualar el marcador por medio de Kenneth Dixon, dos veces, y de Javier Loaiza, en un tiro libre que agitó la red y a la afición, al 41’.

Más goles, menos revoluciones. La complementaria empezó lenta y desordenada, presa de un largo aburrimiento que solo se logró quebrar con un quiebre de Aguilar, ese que le hizo a Roy Smith para lanzar el centro que finalizó en el gol de Hansen, al 68’.

Ese balón iba –¿cómo no?– para Lagos, quien retrasó para Yosimar Arias y su tiro fue milagrosamente detenido frente al marco. Con De Lemos perdido, Hansen marcó el 2-1 con facilidad.

Otra vez Herediano pudo sentenciar la semifinal y otra vez la dejó escapar. Entre el coraje guapileño y el desorden florense, el partido volvió a manos de la visita y así se labró el descuento, al 71’, en un tiro libre que Edder Monguio desvió de nuca para sorprender a Cambronero.

La ida estaba prácticamente dirimida con el 2-1 y apenas se vivió una gran emoción más: el suspiro de desilusión que provocó De Lemos cuando le negó el tanto a Aguilar, en un remate lejano que llevaba pinta de golazo.