La confirmación de Juan Diego Madrigal como el nuevo lateral derecho del Deportivo Saprissa le puso fin a la ilusión de Heiner Mora, el único de los legionarios ticos que daría todo por dejar de serlo.La confirmación de Juan Diego Madrigal como el nuevo lateral derecho del Deportivo Saprissa le puso fin a la ilusión de Heiner Mora, el único de los legionarios ticos que daría todo por dejar de serlo.
Mora, del Honefoss de Noruega, cifraba en el conjunto morado su última esperanza para salir “bien” del país nórdico.
Ahora sabe que es muy probable que la única forma de no tener que regresar será dejar el fútbol.
“Creo que el retiro es la opción que va a tomar más fuerza si no logro llegar a un buen término ahora que vaya allá (Noruega), esa es la única salida que veo”, sostuvo el defensor con resignación.
Tener lejos a su familia y sufrir problemas de adaptación en temas como idioma o logística (casa, carro y demás) son parte de las razones que lo hicieron tomar la decisión de no regresar.
A sus 28 años, al carrilero le resta año y medio de contrato con el club noruego, un vínculo que intentará disolver durante esta semana; incluso el sábado viajará hacia el Viejo Continente para intentar, por última vez, conseguir que le otorguen la rescisión.
Caro. Por su libertad, el Honefoss le está pidiendo al lateral $65.000 (poco más de ¢32 millones), un monto que él reconoce no tiene y que Saprissa tampoco estuvo dispuesto a pagar por sus servicios.
“Ellos estuvieron anuentes a negociar conmigo o cualquier club interesado. Ofrecieron cederme a préstamo por seis meses pero a cambio tenían que cancelarles $35.000. Don Juan Carlos (Rojas, presidente de Saprissa) fue franco en que eso no era un buen negocio ni para ellos ni para mí, porque después ellos (el Honefoss) pueden pedir otros montos”, apuntó Mora.
Esa realidad, también lo aleja de otros clubes locales, de los cuales reconoce ninguno le ha tocado la puerta hasta el momento.
El jugador también desconoce si el dueño de su ficha puede tomar acciones legales en su contra por negarse a jugar, pero dijo que valoraría su decisión si algo así sucede.
“Yo espero que solo tenga que dejar de jugar, no que se venga un problema peor como que me demanden o algo así”, añadió.
En el mejor de los casos, su liberación lo expone a otra realidad.
“No sé de qué voy a vivir, me gustaría que fuera del fútbol. Si consigo eso después veré cómo voy a llevar el arroz a mi familia, pero quiero pensar que así será”, dijo.