El árbitro Allen Quirós pitó el final del juego en el estadio Morera Soto. Alajuelense acaba de perder, humillada, por 1-3 ante Carmelita, un equipo que a base de orden y carácter secó por completo al flamante campeón tico.
Los manudos se miraron entre sí, sin tener el ánimo para reclamarse: la derrota fue tan justa, que no hay nada más que decir.
La Liga, muy temprano en el torneo, entró en crisis de rendimiento y marcadores, ya que jugaba a nada y no ganaba nada.
De inmediato, renunció su técnico Luis Roberto Sibaja, quien ni siquiera terminó de decir sus promesas cuando ya iba para afuera.
Todo esto no es un viejo recuerdo. Fue la realidad de la Liga hace solo poco más de una semana.
Sin embargo, ya este grupo de futbolistas que salen al campo vestidos de rojo y negro son otro equipo.... o por lo menos intentan serlo; por el momento, con éxito.
Otro guión. Los nombres de los jugadores son los mismos, pero hubo cambio de técnico.
Con ello, se dio un cambio de actitud, y un cambio de resultados: hay otro aire en el camerino erizo.
Los rojinegros le dieron vuelta en tiempo récord a una situación en la que pasaron de estar extraviados dentro de una espesa y creciente niebla, a ser empujados hacia adelante por una esperanzadora brisa.
Terminarán de impulsarse el domingo, si es que le ganan, ni más ni menos que a Saprissa en el clásico del futbol costarricense.
Es una reacción extraña, pero en los momentos en que hay desazón, todos tratan de reservarse las emociones. Pasó cuando la Liga empató ante Belén, perdió ante Limón y cayó ante los carmelos.
No obstante, cuando hay ilusión, la cosa cambia. Sucedió con la igualdad ante Herediano y la victoria frente a San Carlos. Actualmente, el positivismo está brotando por todos los poros rojinegros.
Las últimas conferencias fueron todo discursos de motivación y de lucha, dos factores que complementan el repunte futbolístico de los últimos dos encuentros.
Mañana tendrán la posibilidad de extender la sensación contra su archirrival histórico.