El arquero aurinegro, Érick Sánchez, fue el protagonista de un juego donde la Universidad de Costa Rica probó fortuna por todos los flancos posibles.
Los académicos intentaron de media distancia, a boca de arco, por la derecha y por la izquierda; siempre apareció, de forma oportuna, el guardameta lechero para evitar que el marcador pasara del 0-0.
La cara del partido fue solo una: el Uruguay de Coronado estuvo contra las cuerdas.
El resultado no favorece a dos oncenas que, al finalizar la primera vuelta, comienzan a perder terreno en la carrera por tomar el único espacio que ceden los equipos tradicionales para entrar a semifinales, un cupo que hoy tiene Belén FC.