En boca del capitán

El líder saprissista hace una retrospectiva de la temporada

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Al comenzar la temporada la meta es clara: ser tricampeones.

Pero somos bicampeones nacionales y luego ganamos por segunda vez en tres años la CONCACAF. Eso hace que el objetivo pese mucho.

No se me olvida cuando fuimos bicampeones con Josef Bouska (1988-89 y 1989-90). Poco antes de iniciar el torneo en el que igualmente teníamos la meta del tercer cetro, la desaparecida revista Triunfo publicó un título que decía: "TODOS contra el bicampeón".

Ese TODOS me decía muchas cosas, encerraba muchos sectores, como equipos rivales, sus aficiones, prensa, arbitraje, o sea: TODOS contra el campeón.

Ese TODOS también decía que las cosas serían más difíciles, porque TODOS iban a hacer cuanto fuera posible para que Saprissa no fuera tricampeón.

Cuando iniciamos este campeonato esa fue la primera imagen que se me vino a la mente. Recordé la era de Bouska, recordé el título de Triunfo y creo que se está repitiendo lo mismo.

Tal vez inclusive con mayor fuerza y presión, porque para muchos sectores no es conveniente que Saprissa llegue a ser tricampeón.

Pero nosotros lo tenemos bien claro y vamos a luchar hasta el final para lograr la meta deseada: el tercer campeoanto.

Sorpresa

Antes de iniciar la preparación nos desconcierta la noticia: ya Carlos Linaris no es el técnico. Eran dos años con el mismo entrenador. Nosotros creíamos en lo que estábamos haciendo. Tan a ciegas confiábamos que Saprissa se convirtió en un equipo casi invencible, costaba ganarnos y hasta meternos un gol.

El hecho de que el equipo durante dos años y resto estuviera en el primer lugar más de 50 fechas quiere decir mucho, muestra la confianza que teníamos en el trabajo que desarrollaba Linaris.

No conocemos bien las razones, pero sabemos que es una decisión de la directiva y la respetamos. Hay que tener presentes que somos transitorios en el futbol y en los once años que tengo de estar en el Saprissa, no es la primera vez que sucede. Tal vez ya estamos acostumbrados.

La destitución de Linaris fue un aviso para nosotros de que iba a haber mucha presión de diversos sectores. Ante eso el grupo debía unirse y adaptarse lo más rápido posible a las ideas del nuevo entrenador.

Hubo un acuerdo mutuo de los jugadores para estar unidos cada vez más, porque si fue difícil obtener los dos campeonatos anteriores, el tricampeonato lo iba a ser mucho más.

Chiqui García

Desde que llega el profesor (Luis) García nos dimos cuenta que era un gran profesional. Junto con Mujica tenían mucho que ofrecernos y enseñarnos. Estábamos muy optimistas. Esto quedó más reafirmado cuando se presentó al plantel de jugadores y dijo que no iba a cambiar lo bueno que se venía haciendo con Linaris, sino que lo iba a reafirmar y, como es normal, cooperar con notrosos implantantando algunas de sus ideas.

El no quería que perdiéramos nuestra agresividad, bien intencionada, pero sí pensaba erradicar el pelotazo sin sentido, aunque podríamos usar el pelotazo bien ubicado. Tal vez hubo momentos en que confundimos las cosas y abusamos de ese recurso.

Don Luis quería que se tuviera más el balón, se le diera mejor tratamiento. Eso nos iba a retrasar la llegada al marco contrario, pero íbamos a hacerlo con la pelota mejor cuidada.

Poner en práctica las ideas de don Luis y Mujica de inmediato era casi imposible. Creo que la primera vuelta se jugó casi similar a lo que veníamos haciendo con el profesor Linaris.

Las variantes que quería el profesor García se empezaron a practicar desde el principio, pero necesitábamos tiempo para que se vieran. Pienso que tiempo después es cuando se ha visto el cambio y en este momento se notan más.

Los jugadores deseábamos que el cambio se diera, no solo queríamos ganar, sino jugar bonito, mas sabíamos que eso se tenía que dar paso a paso, no en un abrir y cerrar de ojos.

Lo importante al principio es que ganábamos, no siempre jugando de la mejor manera, pero los triunfos nos daban confianza para seguir trabajando. Sabíamos que en un futuro no muy lejano íbamos a ganar, y también a mostrar un buen futbol.

Sin embargo, la tercera vuelta para nosotros fue horrorosa. En son de broma en Saprissa decimos que fue como para hacer una película de Halloween. Es increíble todo lo que nos pasó: lesiones, expulsiones, penales en contra, goles anulados.

Quizá el equipo en cierto momento no se encontró o cuando llegó la hora de dar el cambio que esperábamos, el equipo se confundió. No lo sé.

También nos pudo afectar el título de la CONCACAF. Puede ser que el plantel haya bajado los brazos, sintiera un desahogo. Era una meta muy importante para el club y a lo mejor nos relajamos.

No es cierto que se produjera un boicot contra don Luis. Tengo once años de estar en el Saprissa y le puedo decir que esas cosas no pasan en este equipo. Si en determinado momento alguien no está conforme, acostumbramos hablar las cosas de frente.

Renovación

Hay otra cosa que la gente debe entender. Es cierto que Saprissa, por su historia, lo menos a que debe aspirar es el título, todo lo demás representa una derrota. Pero en este instante se le está dando oportunidad a gente nueva que se ha forjado en las ligas menores.

Por eso pedimos paciencia. En ningún momento vamos a bajar la guardia y mientras tengamos oportunidad lo daremos todo para cumplir con nuestra meta: el tricampeonato.

Creo que de pronto don Luis sintió que había una persecución contra él, y que eso se estaba volviendo contra el equipo. El sintió que una manera de ayudarnos era salir del club. Bueno, al menos así lo interpreto yo, él de alguna forma se sacrificó por nosotros.

Se puede decir que le sugerimos a la directiva que no debían ir muy largo para buscar el sustituto, pues teníamos a la persona conveniente en el propio club: Carlos Watson.

El fue quien formó este equipo hace dos años. Sabíamos que tiene mucho que ofrecer al futbol y a nosotros. Además, queríamos devolverle algo que no le pudimos dar la primera vez que nos dirigió. Se lo merece.

Las ideas de Watson en poco difieren con las del Chiqui, pues ambos buscan un futbol vistoso, de buen tratamiento al balón. Pienso que hemos asimilado sus ideas en un 65 o 70 por ciento.

Nuestro principal objetivo es ser campeones, pero para eso necesitamos practicar un futbol de buen tratamiento al balón, en el que todos sepamos que la posesión de la pelota es sumamente importante y que la transición de defensa a ataque debe ser lo más expedita. Queremos que todos los jugadores estemos en constante movimiento.

El clásico

El clásico lo vemos de forma positiva. El miércoles tuvimos un tropezón, pero la lucha no ha terminado.

Es un partido de gran importancia, necesitamos los tres puntos. Eso lo tenemos claro. Será un juego de vida o muerte. Si no logramos el resultado esperado, quedaremos fuera de la pelea. Pero si lo conseguimos, estaremos más vivos que nunca.

El tricampeonato no me parece lejano. Todavía falta camino en esta primera fase, y si no la ganamos tenemos una nueva oportunidad en la segunda. Con la experiencia que he sumado en estos años, sé que nada es imposible.

Producción de Eliseo Quesada Campos, redactor de La Nación.