Que Yendrick Ruiz cediera el penal a Jonathan McDonald, para que anotara el primer tanto del doblete con que el Team derrotó 2-0 al Saprissa y ganó la Súpercopa, es apenas una pincelada del buena ambiente que se vive en el camerino florense.
Yendrick está a tres tantos de los 100 goles vestido de rojiamarillo, pero eso no le impidió darle la opción a McDonald, para un reestreno soñado en su antiguo equipo.
Pequeños detalles como ese, o bien permitirle al arquero Esteban Alvarado alzar de primero el trofeo de campeones ante Alajuelense en diciembre pasado, o que el equipo jugara, en su momento, para que el delantero Alejandro Tanque Castro marcara un gol con los rojiamarillos, son parte de las acciones para motivar, apoyar o darle un lugar a cada uno de los integrantes de la planilla rojiamarilla.
Así lo aseguró Rándall Azofeifa, quien es uno de los capitanes y tiene más de cinco años de estar en la institución. Él, Yendrick Ruiz, Keyner Brown y Óscar Esteban Granados son las voces cantantes que lidian con los sentimientos en el camerino, para que no existan rencillas, discrepancias o confrontaciones, apelando al diálogo, el compañerismo y la entidad de grupo.
No importan si son jugadores experimentados como Alvarado, McDonald y José Guillermo Ortiz o bien novatos como Allan Cruz, Luis Díaz, Anthony Contreras o Arturo Campos. Todos deben tener claro que llegan a un grupo que se distingue por la humildad y camaradería.
El primer paso es sencillo: se le abre la puerta a los compañeros nuevos para que se sientan cómodos, se les inculca el sentido del pertenencia que tiene el plantel para que crezca, con el fin que puedan al final del torneo no solo cumplir los objetivos personales, sino los del grupo.
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“Tratamos de hacerles entender lo importante que son para nosotros y para el equipo. Que nos van a brindar una gran ayuda para alcanzar tanto las metas grupales, como personales. Les insistimos para que se den cuenta que es un camerino especial, lo cual precisamente nos ayudó a salir en los momentos difíciles en el pasado”, dijo Azofeifa, quien se recupera de una cirugía en su rodilla derecha.
El experimentado volante explicó que, aunque la batuta la llevan él, Yendrick, Brown o Granados, en ningún momento el trato es autoritario. Por el contrario, están abiertos a dialogar, no importa si son situaciones más triviales de grupo o delicadas, como intermediar con un entrenador, la dirigencia o bien tocar otros temas.
“No importan las circunstancias, el rol lo asumimos los cuatro. Todo depende de la situación que se esté viviendo. Por ejemplo, cuando ha llegado un técnico, los cuatro nos reunimos con él y conversamos sobre el estilo de juego, su idea y el equipo. Siempre buscamos esa apertura, respetando la jerarquía del entrenador, de la manera más positiva, con el fin que se acomode lo más rápido posible. Si algo pasa tanto deportivo como extradeportivo los cuatro estamos anuentes a conversar”, añadió Azofeifa.
Sin regaños ni amenazas. Rándall reitera que en lo personal siempre ha confiado en el diálogo, en hablar en grupo o bien individualmente aquello que no está bien.
“Cuando inicié en el fútbol, tuve en el camerino a líderes como Víctor Cordero o Rónald González y otros fuera del país. Casualmente aprendí que siempre da mejor resultado que todos los compañeros estén motivados, su lugar, que se les tenga respeto. Se consigue más con motivación que con regaños y amenazas. Siempre y cuando todos jalemos para el mismo lado”, reiteró Azofeifa.
No obstante, ¿cuándo las cosas no van bien o algún jugador no parece entenderse con el resto del grupo qué procede?
“Desde hace cinco años que estoy en el equipo, no ha habido un jugador en el camerino que no esté comprometido. Obviamente habrá alguno que puede cometer un error o pase por alguna situación especial, pero cuando eso sucede se habla con él. La mayoría son súper receptivos. Muchas veces dependiendo de la adaptabilidad social, a unos les cuesta más que a otros, pero no miramos si es joven o experimentado”, agregó Azofeifa.
El delantero Anthony Conteras es de la cantera del Team, pero salió en los dos últimos torneos a préstamo. A su regreso encontró un camerino que le es familiar y en el cual se siente a gusto por el trato y las metas que se proponen en la temporada.
“A mí me ha tocado estar en otros equipos y el camerino del Herediano es distinto. Hay mucho compañerismo, se nota la buena vibra, hay una gran amistad y uno escucha a los líderes: Yendrick, Keyner, Alvarado, Rándall y Granados. Ellos toman la responsabilidad del camerino, lo cual da mucha confianza”, aseguró Contreras.
El delantero oriundo de Pavas, quien estuvo en el banquillo en la final de la Súpercopa ante los morados, indicó que los experimentados, además de levantar la voz en el camerino y corregir, también tienen la humildad de escuchar a los más jóvenes y toman en cuenta sus aportes y opiniones.
“En los partidos o entrenamientos, cuando alguien se equivoca o no está concentrado cualquiera de ellos alza la voz y corrige lo que está pasando. También se toman el tiempo, lo llaman a uno aparte y conversan sobre algo que no les pareció. Ellos lo llenan a uno de confianza, por lo que tratamos de hacer mejor las cosas. Uno quiere jugar y todos los consejos y correcciones son bien recibidas, porque es parte del crecimiento”, sentenció Contreras.