Alajuela. Cuenta con apenas capacidad para 5.500 aficionados en sus graderías y pese a que dista mucho del mítico estadio brasileño, el Nuevo Estadio Maracaná de Panamá, sede del equipo Chorrillo, espera hacerse sentir mañana ante Alajuelense en el vital juego por la Liga de Campeones de la Concacaf.
La presión que ejerce el público en una cancha tan reducida entre afición y jugadores es uno de los factores que más espera combatir el técnico Óscar Ramírez, quien vio la victoria de los panameños ante Cruz Azul el 19 de agosto anterior.
“Será un juego difícil y se podría complicar aún más si ellos entran en sintonía con su público, que en todo momento no para de apoyarlos”, manifestó el estratega erizo.
Machillo añadió que el Chorrillo llegará motivado, pues un triunfo ante Alajuelense los dejaría en vilo, esperando lo que pueda pasar entre rojinegros y mexicanos en la última fecha de la fase de grupos.
A criterio de Ramírez, los canaleros se sienten muy cómodos en su estadio, por lo pequeño de sus dimensiones y por la fuerza que tendrá el público, por lo que la concentración será fundamental.
“Se necesitará cautela y póngale la palabra que comienza con una “h”, así bien grande y otras cosas ahí más. La parte táctica y mental será muy importante”, declaró.
Difícil inicio. Aparte de lo metida que encontrará a la afición el plantel rojinegro, Ramírez aseveró que prevee una primera mitad “muy enredada” en la gramilla sintética del Estadio Nuevo de Panamá.
“Siento que podrían ser unos primeros minutos muy intensos, donde ellos van a buscar meternos dentro del área y jugar largo”, explicó el estratega rojinegro.
Los panameños apostarán a su poderío físico para sacar ventaja, por lo que Alajuelense pretende un fútbol con manejo de la pelota y un buen control de la táctica para contrarrestar la fuerza de Chorrillo.
La Liga viajará hoy a las 10:35 a. m. rumbo a Ciudad de Panamá. A las 5 p. m. (hora de Costa Rica) hará el reconocimiento de la cancha. El juego será mañana a las 8 p. m.