El pequeño clan de los ticos

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Aalesund En esta ciudad del oeste de Noruega , a 9.000 kilómetros de Costa Rica, es posible oír hablar español y comer gallo pinto a la hora del desayuno.

Michael Barrantes y su esposa Andrea Apú viven en un apartamento junto a Pablo Herrera y su novia Angie Rodríguez.

Herrera llegó primero a Noruega, a mediados del año pasado, y les ayudó a instalarse a los nuevos ticos del vecindario.

Los cuatro están en clases de inglés, aunque ya Herrera y su novia dominan un poco de este idioma y del noruego. Comparten el aprendizaje con la otra pareja.

“Ya uno puede decir lo básico, por ejemplo ir a un supermercado y pedirse un kilo de algo, o dar las gracias, responder un saludo, o preguntar si hay algo de tal color en la tienda”, comentó Andrea.

Por la comida no hay tanto problema: la alacena está repleta de productos de Costa Rica –hasta la sal y el azúcar– que aprovechan para recargar cada vez que alguno tiene que viajar de vuelta al país. Las convocatorias a la Selección suelen ser las mejores oportunidades.

Ayuda. Las dos parejas también comparten el automóvil. En todo caso, no deben viajar mucho: la ciudad es pequeña y el estadio Color Line está ubicado a solo un par de kilómetros del complejo de apartamentos donde viven los ticos.

No hay mucho contacto con los otros dos futbolistas costarricenses de Noruega, Cristian Gamboa y Celso Borges, que militan en el Fredrikstad FFK. Ambas ciudades están separadas por 445 kilómetros ; para moverse de un lugar al otro es necesario tomar un avión de Aalesund a la capital Oslo , que tarda aproximadamente una hora, y luego ir en tren una hora a Fredrikstad.

Tampoco les toca jugar entre ellos, pues el Fredrikstad cayó para esta temporada a Segunda.

En Aalesund, los cuatro ticos colaboran en las tareas domésticas, especialmente la cocina. Los días de partido hay pasta, por los carbohidratos, siempre con auténtico sabor costarricense.