El parque La Sabana prepara su propio partido eliminatorio

Para algunos es un negocio un partido de la Selección, mientras que otros quedan simplemente al margen

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La Sabana. Las presas normales de los autos que van de un sector a otro es lo único que logra perturbar la paz en los alrededores de La Sabana, la cual espera latente albergar el primer juego hacia Brasil 2014.

A poco más de 48 horas, La Sabana no muestra aún síntomas de fiebre tricolor. Ni una bandera, ni un pitido, ni tan si quiera revendedores abalanzándose hacia los carros para deshacerse lo más pronto de sus boletos, pues el ambiente aún es pálido y tal parece que en el aficionado existe mucha duda.

No obstante, algunos ciudadanos logran sacarle mucho provecho a los juegos de la Tricolor, mientras que para otros el poco ambiente no les beneficia.

Por ejemplo la reventa, algo de lo que más movimiento genera en partidos eliminatorios, ni tan siquiera se espera que caliente.

“Esto está como el partido entre Carmelita y Orión. Es un fracaso total. Tras de que cobran los boletos muy caros, le ponen de feria un sobrecargo por ¢3.000”, explicó el revendedor Vinicio Paniagua.

Paniagua indicó que apenas comprará unas cuantas entradas.

A continuación se presentan tres historias que relatan cómo el partido repercute en los ticos.