El Mariachi le recordó a la S que se vale gozar

Dos anotaciones de Alonso Solís le dieron alegría a un equipo que sigue titubeante

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Saprissa transitaba por un juego de sombras, incómodos ceños fruncidos, dudas recurrentes y previsible aburrimiento..., hasta que llegó el Mariachi.

Alonso Solís, ídolo del pueblo saprissista, le devolvió la alegría a la cancha y a la tribuna, una sensación relegada por la S en este Invierno de descontento.

Con los dos tantos, el mundo del Saprissa celebró la vuelta de su consentido, se acordó de que el gozo es válido en el futbol y puso en pausa el reclamo de las gradas al rendimiento del equipo.

Las anotaciones del “10” de la S dejaron en la lona a Limón, que no pudo ni supo administrar el botín de un gol en el último cuarto de hora del partido.

Era un domingo cualquiera, con un juego cualquiera de este Invierno: deslucido por parte de los dos equipos, con las usuales y desesperantes imprecisiones de los futbolistas costarricenses (encuentran siempre el cómo fallar un sencillo pase a dos metros).

Sin embargo, gracias a la alquimia de esos dos goles del consentido de la S, se convirtió en algo especial el juego de ayer.

Tal vez eso hace que el aficionado siempre vuelva a este deporte, caos pasional y desvarío, como lo describió el periodista y narrador Andrés Salcedo en su libro Las otras caras del futbol.

Porque antes de esos goles de Solís, había poco y nada que valiera la pena describir, en uno y otro lado.

Si en el primer tiempo Saprissa mostró el futbol escaso que lo aqueja en este torneo y la desconfianza que lo corroe, Limón pecó de falta de ambición ante una S lenta, predecible y aburrida.

Justo al cierre, los campeones se fueron al descanso con el marcador de su lado gracias a un error de Kenny Cunningham en la salida, a que a Mauricio Castillo se le ocurrió ir en línea recta hacia el área y a la virtud de habilitar bien, en tiempo y espacio, a Javier Loaiza.

Es cierto que los verdes se quedaron disminuidos por la expulsión correcta de Delberth Cameron, mas no se puede ignorar que con 10 hombres los del Caribe pisaron el área de los tibaseños.

Joshimar Reid botó de forma insultante una jugada que debió terminar en gol y empataron por medio de Kurt Bernard, quien contó, eso sí, con el garrafal error de Minor Álvarez, quien alternó inseguridades con aciertos.

Y cuando en la red apareció Solís (su entrada fue más festejada que el tanto de apertura) el juego se decantó del lado saprissista sin posibilidad de respuesta.

Volvió El Mariachi al campo y al gol y el pueblo saprissista recordó que se vale gozar con su equipo.