El león reina una vez más

Manudos sumaron anoche su corona 26 tras derrotar a San Carlos en la final

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Alajuela. El grito de gol se escuchó en todas partes. A falta de 10 minutos para que acabara el partido, Kevin Sancho hizo estallar a un Morera Soto que solo necesitaba una chispa para hacer ebullición.

Aunque el empate era suficiente para alzar la corona, la anotación de Sancho redondeó una noche mágica para un liguismo que ayer no dejó libre ni una grada amarilla.

Pareció como si la Liga no hubiera campeonizado hace unos meses. La euforia fue total, y no era para menos, pues anoche los rojinegros conquistaron su primer bicampeonato desde la temporada 2003, cuando disfrutaron el último de cuatro cetros consecutivos.

Con la madurez que depara una historia rica en galardones, la Liga dio cuenta de un San Carlos que se quedó, otra vez, a un paso de sumar su primer título en Primera.

Y es que el tanto que marcó José Salvatierra en el primer partido de la final fue suficiente para desmoronar los recursos visitantes.

La estocada que clavó Salvatierra en el primer partido provocó que los norteños llegaran obligados a buscar el marco liguista.

La intención siempre fue tocar la pelota en el centro del campo y buscar la velocidad de Cunningham o Scott, pero la imprecisión frenó a la estrategia.

En vano. En toda la primera parte San Carlos no asustó a Patrick Pemberton, de no ser por tres tiros de esquina al cierre de los 45'.

Sabedor de la urgencia visitante, el técnico manudo le ordenó a sus velocistas Jonathan McDonald y Allen Guevara que acecharan al rival cada vez que tenían la pelota, y así aprovecharse de la ansiedad que jugó en contra de los Toros.

Con Gabas como una especie de delantero falso, y Marcelo Sarvas y Luis Valle frenando el tránsito de los sancarleños en la medular, la Liga generó las opciones que debieron ser de San Carlos.

McDonald, Guevara y Gabas entraron cuantas veces quisieron al área sancarleña, donde la defensa se notó nerviosa y atolondrada.

La única razón por la que los manudos no salieron con números más a favor fue porque Edder Monguío cerró de forma desesperada un remate de McDonald, cuando tenía todo para anotar.

En el complemento ya no fue ansiedad, sino desesperación la que embargó a San Carlos, y el camino al bicampeonato se hizo fácil.

Con Sánchez y Russell sin ideas, con Scott sin margen de movimiento y con Cunningham dispuesto a pelear, pero sin brújula, la Liga paseó la pelota y solo esperó el momento de castigar.

Y entonces apareció Sancho, para hacer estallar a toda Alajuela.