Limón. Una comparsa con todo el sabor caribeño se encargó de animar durante todo el partido al cuadro limonense, mientras en las gradas no hubo espacio para alguien más, por lo que algunos optaron por verlo desde los balcones de su propia casa.
No era para menos.
Tras casi nueve años de ausencia, el estadio Juan Gobán volvió a vivir sus fiestas de futboleras de antaño, al recibir nuevamante a uno de los equipos “grandes” como la Liga.
Si a esto se le suma una victoria que lo ubica como líder del grupo A, la fiesta sabe más.
El último partido que había disputado la Liga en este estadio, fue el 9 de abril del 2002, cuando los rojinegros triunfaron 2-1, con goles de Sandro Alfaro y Wílmer López. Por los locales marcó Billy Flemmings.
En el torneo anterior, Saprissa viajó a tierras caribeñas, pero el partido se hizo en el estadio Nuevo de Limón, por lo que el juego de ayer se convirtió en el retorno oficial de un equipo grande al césped del Juan Goban. Justo ahí, en pleno corazón de la provincia del rice and beans y el agua de sapo.
La afición respondió al llamado y desde antes de moverse la pelota, ya se hacía sentir con cánticos y con un pequeño carrito de control remoto, que recorrió la cancha con una representativa bandera verdiblanca.
Es curioso como en otros estadios se opta por traer afición con mujeres voluptuosas y concursos, mientras que aquí un simple carrito de juguete es suficiente para animar al público.
Y es que Limón no necesita de modelos, porque solo basta con mirar detenidamente a la gradería: ahí la sobra la belleza.
Tal vez no tenga la capacidad suficiente, pero sin duda el Juan Gobán es uno de los estadios donde más se respira futbol.
Ayer el campeón nacional sintió esta presión, que explica bien el técnico Macho Mora. “Cuando los rivales vengan a Limón, si quieren llevarse algo tendrán que sudar mucho”.