El desespero llevó al despiste a Limón y Santos aprovechó

Dixon anotó doblete para certificar el 2-0 con el que Guápiles sumó en su estadio

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Guápiles. Entre ocasiones desperdiciadas y penales no pitados, a Limón se le calentó la cabeza. El que sacó provecho fue un Santos inteligente, de orden atrás y con goleador adelante: no se requirieron plegarias, porque Kenneth Dixon marcó doblete para sentenciar el duelo.

El triunfo por 2-0 en el derbi del Caribe tuvo muchos significados; para los santistas ninguno más importante que alejarse del vecino, Limón, en la acumulada del campeonato: los del puerto quedaron sumidos en la oscuridad con 19 puntos, mientras que los de Pococí alcanzaron importantes 32 unidades.

Ganas agotadas. Desesperado, Limón ya no puede especular. La Tromba tiene que salir a proponer a todo estadio y no evade su responsabilidad. Mas el camino al infierno está plagado de buenas intenciones...

Los minutos que Ismael Gómez estuvo en cuerpo y mente en la cancha los verdiblancos lucieron livianos, ágiles y hasta peligrosos en el ataque.

Apenas era el segundo minuto de juego y ya llegaba ese talentoso argentino que apodan Chucky a probar los reflejos de Adrián de Lemos, portero local, quien no falló en la prueba.

La bola era limonense, pero en contragolpe Santos era el que más se acercaba al gol.

Dixon falló en cumplir la máxima de que dos cabezazos en el área son gol, al desperdiciar la oportunidad que le sirvió el afanoso Argenis Fernández, al 17’.

Hasta ahí, un partido igualado. Los dos buscaban, pero nadie tocaba con seguridad la puerta.

Y aparecieron los yerros de Limón. Esos que lo tienen abajo.

Fue Alvin Benneth el quien falló en el rechazo y, cuando el buen arquero Jairo Monge salió a auxiliarle, Dixon apareció entre ellos para clavarles el gol, al 19’.

El tanto golpeó el espíritu de Limón y lo que acontenció unos minutos después lo quebró.

Goméz gambeteó a Roy Smith hasta que el zaguero no encontró otra alternativa más que botarlo cuando se enrumbaba al fondo del área. Penal claro que Ricardo Montero cambió por una tarjeta amarilla para el argentino.

En adelante, no hubo mucho de una visita que simplemente navegó sin resistencia hasta un segundo tiempo en el que pronto cayó la segunda anotación de Dixon, al 62’. Se originó en la inquietud de Fernández, quien ya había probado a Monge antes de lanzarle un centro certero a la cabeza del goleador santista.

Dos minutos después, Chuky, que ya había abandonado en mente el partido, lo dejó en cuerpo. Le clavó una patada al tobillo de Smith para recibir su segunda amonestación y la roja.

El resto del juego solo sirvió para comprobar que Limón tiene pocas armas y que, aunque le rece a todos los santos del cielo, la salvación pinta muy difícil.