El defensa proyección de Saprissa dio sus primeros pasos en el CAR de Alajuelense

Gerald Taylor es oriundo de Manzanillo de Limón y a los 16 años vistió los colores de Alajuelense, pero ahora a los 21 es uno de los futbolistas por los que Saprissa apuesta para el futuro cercano

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Gerald Taylor hoy es el defensa de proyección del Saprissa. El juvenil tiene 21 años y ya ha ido ganando poco a poco terreno en el conjunto saprissista. Ha jugado como central, como lateral derecho y también como contención.

El oriundo de Manzanillo de Limón no nació en Saprissa, pero sí es morado de toda la vida aunque sus primeras armas las forjó en Alajuelense.

Taylor siguió los pasos de su padre, Randy Taylor, un reconocido futbolista de la zona del Caribe que estuvo con Limón en la época de Kurt Bernard, Reyner Robinson y Andy Herron, entre otros; pero que por las condiciones económicas del fútbol de aquellos años prefirió ser guía turístico.

“Desde niño, el papá y los tíos son futbolistas, el papá jugó joven en Limón F.C. Lo que pasa es que Gerald de pequeño estaba en una escuela de fútbol en Puerto Viejo, jugaba descalzo en la playa. En la escuela lo foguearon mucho, luego él destacó en Talamanqueña hasta que un día se lo llevó la Liga”, contó la madre del zaguero, Aida Dosman.

A los 16 años, el hoy morado fue seducido para llegar a la Liga y aceptó. Se marchó a vivir a Alajuela, específicamente a un proyecto que apenas daba sus primeros pasos y en el que había muchos ladrillos y materiales de construcción: el Centro de Alto Rendimiento (CAR).

Aquella época no fue sencilla para Gerald, sobre todo porque afrontó muchas aventuras solo.

“Tuvo muchos problemas, se quedaba solito y se me deprimía. Un día de tantos en los que venía de visita a Limón él me llegó llorando a la casa y ahí fue donde decidimos que mejor no volviera a la Liga. ÉL vino a jugar de nuevo con los equipos de acá”, recordó Dosman.

En los planteles locales el jugador destacó por su fortaleza física y juego rudo, y en uno de los tantos partidos lo vio un visor del Saprissa.

Con los tibaseños el defensor tenía una afinidad mayor porque era aficionado, por lo que le juró a su madre que ahí sí quería ir. Ante el deseo del juvenil, la familia decidió tomar la decisión de buscarle compañía en San José y de esta forma un primo vivió con el deportista.

“Él es saprissista también y se sintió como en casa, yo creo que ahí logro sentirse muy cómodo”, externó Randy Taylor, el padre.

Su forma de jugar agresiva y fuerte nació en las playas, debido a que los rivales que enfrentó Taylor desde pequeño siempre fueron mayores que él, por lo que aprendió a jugar muy fuerte.

“La posición que yo jugaba era delantero, pero se parece a mí, pero es mejor sin duda. Yo lo llamo mucho y le digo que hay que ponerle demasiado para destacar. Además le soy enfático en que la disciplina es elemental”, contó el papá.

El saprissista tiene un hermano jugando en Pérez Zeledón y otro en Uruguay de Coronado.

Una situación que sí afrontaron en la familia fue que Gerald desde pequeño era muy travieso.

“A Gerald le gusta hacer maldades, le tiró piedras a un panal y salió todo picado. Gerald casi siempre se quedaba hasta las 10 p. m. jugando en la plaza y tenía que ir a traerlo para bañarlo porque venía lleno de arena”, revivió la mamá.

Sin duda, la historia de superación de Gerald demuestra que pese a la lejanía el sueño se puede conseguir; el jugador se tropezó en Alajuelense pero una segunda oportunidad en un equipo grande no la quiere dejar ir y sus actuaciones demuestran que en Saprissa lo ven como su defensa de proyección.

“Un chico sencillo, muy pura vida. Muy amable, entregado, rudo jajaja. Cariñoso, a veces un poquito odioso pero hasta con uno, no mentiras siempre tiene su sonrisa... Ese es mi Gerald”, concluyó Aida, madre del jugador.