Al defensa líder de Puntarenas solo la repentina salida de Óscar Ramírez le impidió llegar a Alajuelense

Asdrúbal Gibbons es uno de los jugadores determinantes de Puntarenas F.C., pese a su trabajo silencioso. Acá contamos la historia de un futbolista que Óscar Ramírez quería para Alajuelense

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Asdrúbal Gibbons vive un torneo para no olvidar, es líder del Puntarenas F.C., pero además es figura del torneo nacional. De hecho este momento es dulce para el jugador, quien ya previo a que Óscar Ramírez fue ratificado como técnico de la Selección Nacional en el proceso a Rusia 2018 vio cómo su nombre estuvo a punto de vestir la camisa de Alajuelense.

En aquella ocasión, Gibbons fue un pedido del Machillo, no obstante la llegada del timonel a la Tricolor, hizo que todo se cayera.

“Estuvimos hablando, con Alajuelense cuando el Macho era el técnico me quería y él me iba a llevar, pero en eso se dio la oportunidad de que él agarrar la Selección y cuando salió pues la negociación se paró y al final no se dio”, recordó.

Esa felicidad e ilusión de estar cerca de un club grande solo la había vivido cuando firmó con Coto Brus de la segunda división y cuando llegó a la zona, el presidente de la institución lo recibió con unos tacos Reebok nuevos que él no quería ni usar para no ensuciarlos. Su humildad es notoria.

Desde entonces, el futbolista se ha centrado en volver a tener un chance de este tipo; ahora disfruta en un club que él mismo considera de los grandes: Puntarenas.

Inicios complejos. Asdrúbal Gibbons tenía solo 16 años, pero su sueño era más grande que sus limitaciones. El central del Puntarenas F.C. hoy recuerda con una sonrisa la circunstancia que en un momento le causó angustia y preocupación; una dificultad que sorteó con determinación y valentía.

Gibbons en aquel momento vivía en la Roxana de Guápiles y debía recorrer 26 kilómetros de ida y los mismos 26 de vuelta para poder entrenar con las divisiones menores de Cariari, escuadra de la Liga de Ascenso. Todo ese trayecto lo hacía en bicicleta, es decir, llegaba totalmente cansado a la práctica y se iba rendido para su casa con un largo trayecto por terminar.

Sin embargo, pese a las dificultades, el zaguero nunca se rindió; jamás pensó en tirar la toalla y simplemente transportarse se volvió parte de su rutina.

“Ahorita disfruto uno de mis mejores momentos, aunque tengo 35 años la verdad es que estoy feliz porque si yo le contara... Desde los inicios para mí fue difícil, es más le digo: ponga un muchacho de 16 años a levantarse a las 3:30 a. m., para que agarre sus botas y se vaya a trabajar a una piñera o bananera que está a 13 kilómetros, luego que de trabajar que recorra otros 13 kilómetros en bicicleta y haga el mismo recorrido para devolverse a la casa. ¿Usted cree que lo haga?”, explicó.

Asdrubal se refiere a la situación de vida que enfrentó cuando recién iniciaba su carrera, pero que además hoy revive y a él mismo le cuesta creer que cumpliera con esa rutina.

A temprana edad ya a este futbolista oriundo de Pococí lo había seducido Herediano, no obstante por ‘pereza’ nunca fue a la prueba que le habían conseguido, pero sí aprovechó el chance que le dieron en Cariari.

Weyner Cambronero, estratega que lo impulso desde muy joven, es hoy uno de sus principales consejeros y explicó que hubo una anécdota que le enseñó que el carácter de Asdrubal era de jugador de Primera.

“Él llegó y me dijo que quería incorporarse. A mí me llamó la atención que Asdrubal un día me dice: ‘Profe será que me puede poner un trabajo extra para hacer en la casa es que yo no quiero dejar de entrenar, pero me da un poco de temor el trayecto que tengo que hacer desde acá hasta mi casa”, detalló.

Contrario a lo que haría cualquier otro muchacho, la preocupación de Gibbons era dejar de entrenar, por lo que aunque corriera peligro de regreso a casa él prefería seguir entrenando hasta que un día decidió pedir el trabajo para hacerlo en casa.

“La verdad eso me impresionó y yo dije: ‘este va para largo’”, añadió Cambronero.

En la cancha impresionaba su estatura, además de su carácter y remate de larga distancia.

“Desde chamaco tenía la técnica, además que era corpulento, su estatura es una fortaleza, el remate es muy bueno, polifuncional; por último ese carácter que maneja fue clave, porque juega fuerte al balón”, contó Cambronero.

De aquel futbolista una virtud que el hoy jugador del PFC no negocia es el fútbol de contacto.

“A mí desde pequeño me gusta ‘volar hacha’”, sentenció entre risas.

Mientras estuvo en Liga de Ascenso, Gibbons siempre alternó el fútbol con trabajos en fincas piñeras o bananeras, donde verdaderamente entendió lo que era ‘sudar’ para ganarse la vida. Sus condiciones deportivas lo llevaron a debutar en 2014 con AS Puma en la Primera División.

En Pérez Zeledón fue que el jugador encontró su motivación de hoy en día.

“Yo lo conocí cuando jugaba en AS Puma, nos tocaron cosas duras, porque recuerdo que cuando él firmó con Liberia, él iba en el bus para Liberia llorando y acá en Pérez nos quedamos yo y mi hija también llorando porque nos tocó separarnos”, reveló Cristina Marín, pareja del futbolista.

Gibbons y Marín tienen una pequeña de tres años que se llama Nahia, quien es la fanática número uno.

Tarde en aparecer en televisión su padre y la pequeña salta por toda la sala y comienza a gritar: ‘papá, papá, papá'.

“Viera usted lo que es... Ella es más pega con el papá, yo le digo que es una mini tóxica, lo llama a todas horas, cada minuto, pero es que la verdad es que Asdrúbal es un papá excepcional”, dijo Marín.

Una de las primeras tareas que el futbolista hizo como padre fue enseñarle a su pequeña un salmo, el cual todos los días antes de dormir y por medio de videollamada él pronuncia junto a su familia.

“Como papá es excelente, siempre saca su tiempo, nosotros vivimos en Pérez porque tenemos nuestra casita propia acá, entonces nosotras nos quedamos acá y Asdrúbal tuvo que irse por el trabajo pero nos vemos muy a menudo, por ejemplo siempre vamos al menos dos veces al mes a Puntarenas”, señaló la pareja del deportista.

Aunque se encamina a entrar a la cuarta década de vida, el líder del cuadro porteño no deja de lado su ambición y se imagina con la camisa de la Selección Nacional.

“A mí me faltan dos cosas: ser campeón y la Selección. Vea yo fuera de la cancha soy medio charlatán, pero entre broma y broma yo le digo a la gente que voy para Qatar, lo que pasa es que no me han llamado porque al técnico se le perdió mi número”, aseguró entre risas.

Para Diego Giacone que trabajó con él en Pérez Zeledón y en Jicaral, el zaguero tiene el perfil internacional.

“Él tiene un perfil físico de exportación y lo fue puliendo, estos dos años ha ido creciendo mucho muscularmente, tiene mucha confianza, para mí se convirtió en un jugador determinante estilo Kendall Waston. Es un jugador que ha aprendido mucho a jugar con sus limitaciones, él no arriesga, él sabe que es un jugador con espacio bueno, pero sin espacio no se complica”, evaluó.

Gibbons ya en el pasado fue pretendido por Alajuelense y Saprissa.

“En la época de Alexandre Guimaraes que recién estaba llegando cuando cambiaron de administración a mí me tuvieron haciendo una prueba, pero al final se dejaron a un jugador que tenía más cartel, yo en ese tiempo apenas estaba iniciando”, pronunció sobre su chance con la S.

Asdrúbal hoy recuerda con nostalgia sus andaduras en bicicleta para poder entrenar en Pococí, sus trabajos como peón bananero; y también su ‘casi’ vínculo con Alajuelense y Saprissa; empero no cambia nada de su carrera porque a sus 35 años disfruta de las mieles de una carrera deportiva que ha disfrutado al máximo.

“Aquí la verdad los jugadores somos como estrellas, nos reconocen yo tengo año y medio de vivir en Puntarenas y el buen rendimiento que hemos mostrado hace que la gente nos quiera muchísimo”, finalizó.