Cartago. Por estos días, hablar de la relación entre el aficionado brumoso y el Cartaginés es sin duda un tema delicado.
Tras siete partidos sin triunfo es entendible el poco aguante del aficionado, que no perdona nada.
Cada opción desperdiciada, cada balón perdido es refutado airosamente por sus seguidores.
Pese a todo ayer Cartaginés insistió un poco más y se atrevió a ir por el partido y justo cuando se encontraba olfateando el área rival, una falla en las torres del sector oeste del Fello Meza provocó la suspensión del cotejo por 19 minutos.
Cuando se reanudó, curiosamente se dieron los mejores momentos del partido. Remate al palo del juvenil Rodrigo Garita (quien lo hace muy bien) y un mano a mano desviado del norteño Verny Scott que solo fue un enorme susto.
Pese a la mejoría y que al fin logran un aislado punto, el brumoso está lejos de estar contento. A pesar del punto de anoche, el espectáculo del Cartaginés sigue siendo pobre.
El de ayer fue un juego malo, de poca circulación por el mediocampo y con un trabajo de recuperación débil por parte de ambos equipos.
Si Johnny Chaves había armado al Cartaginés a inicios del torneo, desarmarlo no parecía una tarea tan difícil, pero el estratega se quedó corto y apenas lo controló.
Aislada la ofensiva de ambos conjuntos, la lucha quedó para el centro de la cancha, donde tres pases consecutivos era casi misión imposible.
A eso se sumó las lesiones de Randall Brenes y Joshua Díaz quienes al final del primer tiempo tuvieron que abandonar en camilla.
Pasco y seco empate que ayuda a los norteños a mantener un buen rumbo.
Los brumosos, por su parte, alargan una tortuosa racha de siete juegos sin ver la luz.