Diego Estrada se desahogó con un gol de tres puntos

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Heredia. Apenas vio la pelota en el fondo del marco, Diego Estrada se volvió a la gradería con la mano izquierda junto a su oreja.

Primero fue un gesto normal, al típico estilo de Mynor Escoe, pero de pronto estalló. Se tomó la camiseta y mostró la ‘S’ bordada en el pecho, mientras en sus labios se podían leer algunas palabras fuertes.

De lejos parecían insultos, enojo por alguna situación fuera de la cancha, pero el propio morado aclaró que fue un desahogo, una alegría por un gol que al final significó tres puntos valiosos para el Saprissa.

“Es un gol importante, yo trabajo para colaborarle al equipo; la parte individual siempre la voy a dejar de lado”, aseguró el creativo morado.

“Fue un festejo normal –dijo cortante– yo siento la camiseta cuando juego y tenía muchas ganas de anotar y celebrarlo con la afición que nos apoya siempre”, agregó.

Una línea más adelante, el boliviano Carlos Saucedo salió en números rojos de su primer examen como titular en el cuadro morado.

El suramericano cumplió en su labor táctica, pivoteó, abrió espacios y generó peligro, pero quedó debiendo en la que dicen es su principal virtud: la definición.

En tres ocasiones estuvo de cara al gol, dos de ellas las dejó en el cuerpo del portero belemita y en una se enredó en sus propios botines y nunca definió.

“Es un sabor amargo, quería convertir y no pude hacerlo. El arquero estuvo muy bien, quizá me retrasé un poco al definir, pero también hay mucho mérito del arquero, ahora hay que esperar la revancha”, explicó.

El juego de anoche marcó también el regreso del atacante David Ramírez, luego de casi cuatro meses de ausencia de las canchas.

El ariete saltó al terreno de juego al minuto 60’, en sustitución del volante Marvin Angulo, y aunque se mostró esforzado en la ofensiva morada, también dejó ver cierta descoordinación propia de su lejanía con la pelota.