El ansiado trofeo de campeón fue develado ayer por la Unafut, junto al del segundo lugar y medallas del Torneo de Verano 2014.
El diseño de las últimas tres ediciones se conserva, con el claro objetivo de darle identidad al cetro de campeón nacional.
El vicepresidente de la Unafut, Jorge Muñoz, reconoció que es “más bonito” cuando un equipo lucha por el trofeo y lo puede tener en sus vitrinas y que sea el mismo, ya que representa una motivación visual, contrario a cuando se tienen varios de distinto diseño.
Los galardones son de manufactura italiana. El de campeón tiene un recubrimiento de oro y plata y mide 81 centímetros; el de subcampeón es bañado en plata y tiene una altura de 66 cm. La inversión total es de $5.000.
Por su parte, las medallas que se colgarán los planteles finalistas vienen de Estados Unidos con baño de oro y plata y 5 cm de diámetro y 3 milímetros de grosor.
“A las cosas buenas hay que dar cosas buenas, realmente los equipos hacen un gran esfuerzo y eso tiene que verse recompensado con algo de belleza y calidad”, rescató el vicejerarca de la Unafut, Jorge Muñoz.
¡No se toca! Como es costumbre en la presentación de los cetros, ayer hubo bromas entre los capitanes de Alajuelense, Saprissa y Universidad de Costa Rica, así como con el presidente del Herediano, David Patey, sobre el famoso mito de que la copa no se toca antes de tiempo, porque sino no se consigue al final del torneo.
De manera jocosa a la hora de posar para la foto de los medios de comunicación, varios miembros de la prensa solicitaron a los capitanes acercar el trofeo más cerca de ellos para que saliera de mejor manera en la foto.
Pero entre risas ninguno aceptó ni siquiera acercarse al trofeo de campeón.
El que más disfrutó del momento fue el jerarca florense Patey, quien recordó la anécdota de hace un año cuando le tocó develar el trofeo de campeón junto al presidente de Cartaginés, Daniel Vargas, previo al juego de vuelta de la final del Verano 2013.
“Yo no sabía nada de eso, y cuando estaba cerca del trofeo alguien me dijo al oído que no lo tocara porque me caía la maldición. Cuando le dije a Daniel que lo hiciera, y lo hizo, vi la cara de asustados de algunos periodistas y gente que estaban ahí. Al final quedamos campeones”, recordó Patey, quien no cree en cábalas.