Crónica: Pichón estuvo en la Cueva del Saprissa

Mariano Torres vive el duelo tras la muerte de su abuelo Carlos Lencina, conocido como Pichón. El jugador fue ovacionado el miércoles

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Salió a la cancha a calentar y desde el momento en que pisó el césped hubo aplausos y reverencias para Mariano Torres, el motivo lo ameritaba. Mariano se quedó en el país para disputar el cierre del torneo, pese a que vive el duelo tras la muerte de su abuelo Carlos Lencina, conocido como Pichón.

Con la salida de los equipos y en medio de un acto protocolario, la grada morada coreó el “Mariano, Mariano”, el jugador agradeció el apoyo levantando los brazos y aplaudiendo el gesto de los seguidores.

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Acto seguido continuó el minuto de silencio con los jugadores de ambos clubes en el centro del terreno de juego. Una vez concluido, Torres recibió un abrazo del capitán Daniel Colindres y se reunió con sus compañeros en tres cuartos de cancha.

El juego ante Herediano estaba por iniciar. Ese partido que su abuelo quería que jugara, pero uno nunca está preparado para la muerte de un ser querido porque entre más se quiere, más se extraña, y Mariano sabe de eso. El panorama no era fácil. El señor falleció en suelo costarricense, por lo que en los días previos el futbolista se avocó a realizar los trámites para trasladar el cuerpo a su país natal: Argentina.

Pichón se ganó el cariño del camerino morado. Acompañaba a Mariano a los entrenamientos y partidos. Saludaba y compartía con administrativos, jugadores y dirigencia. Ese respeto que se ganó en poco tiempo fue retribuido por la institución en colaboración por la situación que el futbolista vivió.

Eso sí, la decisión de quedarse en el país y disputar el cierre de la cuadrangular fue del jugador. “Era lo que mi abuelo hubiera querido”, dice sin reparo. Con las manos en la cintura, dos respiraciones profundas, con un tono de voz bajo, como con dolor. Un Mariano distinto fue el que brindó declaraciones anoche. Un Mariano sentido.

Tras el pitazo inicial de Hugo Cruz, Mariano se dedicó a lo que mejor sabe hacer: jugar. El creativo es uno de los mejores del plantel en el torneo y haberse quedado a pesar de la situación familiar caló hondo en la hinchada.

A los 20 minutos, los seguidores aplaudieron durante un minuto. Mariano no se salió del juego, continuó marcando y pidiendo el balón. Le hizo un enganche a Allan Cruz, le quitó el balón a Rándall Azofeifa y cortó un pase al mismo Azo.

El jugador sabe cómo manejar las emociones: “Fue algo muy grande, lo que pasa es que no me puedo ir porque tengo un partido adelante y estoy jugando. Lo sentí, el apoyo de la gente fue increíble”.

El Saprissa no era preciso en el terreno de juego, pero a los 41 minutos se dio la anotación de Ariel Rodríguez con centro de Daniel Colindres. En ese momento la Cueva estalló por primera vez. Mariano se fue a festejar con Ariel, pero la banca tuvo otro gesto de apoyo junto a David Ramírez.

Ramírez sacó una camiseta blanca con una imagen del rostro del abuelo de Mariano. Los presentes en platea oeste aplaudieron la acción. En ese instante, al otro lado de la cancha, Mariano estaba fundido en un abrazo con el anotador del tanto, quien una vez finalizó el festejo corrió de lado a lado para volver a mostrar la camiseta con el rostro de Pichón.

Cuando retornó al campo en el segundo tiempo, la ovación fue la misma para él y el resto de sus compañeros. A los 54 minutos sacó una falta de tarjeta amarilla a Jimmy Marín, quien no pudo detenerlo luego de una carrera de 10 metros y lo bajó de un jalón de camiseta y una patada.

Mariano continuó con su juego. Es quien pide el balón y junto a Michael Barrantes se encarga de darle salida al equipo y verticalizar el juego.

Al 77′ se acabó la participación del argentino al ser sustituido por Juan Bustos Golobio. El futbolista salió del rectángulo entre aplausos y coreos a su nombre. Aplaudió en señal de agradecimiento y recibió la felicitación del cuerpo técnico y compañeros al salir para sentarse en el banquillo.

Los dos días previos al pitazo inicial fueron duros para Mariano, pero él tiene las cosas claras: “Mi abuelo está contento porque siempre me quería ver dentro de la cancha”.