Con dos chispazos, Limón se negó a frenar su mejoría

Dos instantes de lucidez le alcanzaron a Limón para cerrar una semana redonda

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Limón. Con más mérito que fútbol Limón se aferró ayer a su renovada mejoría y derrotó 2-1 a Belén F. C., castigando así la pasividad de un equipo que parece haber dejado en la pretemporada todos los bríos de aquel celebrado Verano.

En ninguna de las dos aceras se pudo ocultar lo obvio: fue un partido malo, discreto cuando mucho, marcado por las faltas y la escasez de propuesta de dos cuadros que, afligidos por sus propias urgencias, se preocuparon más por el fondo y muy poco por la forma.

La Tromba , envalentonada por la posibilidad de cerrar su mejor semana en el aún joven certamen, arrancó con pocos cambios en su alineación, algunos por decisión y otros por obligación. Ninguno tan pesado como para explicar esa pasmosa falta de propuesta en una primera mitad de la que salió airosa solo por los yerros del rival y la virtud del portero Román Arrieta.

El limonense se encargó al 15’ de ahogarle el grito de gol al volante José Luis Cordero, el autor de todo lo bueno que se pueda rescatar de Belén ayer pero también la figura que malogró el cobro de un penal que pudo haber escrito otra historia en el estadio Juan Gobán.

Porque si bien los locales habían sido más en la cancha hasta ese entonces, se puede decir que era esperable que un tanto cambiara en algo el curso de una mitad donde el fútbol apenas si se notó.

El agónico tanto de Winston Parks en el último suspiro de la reposición (45’+1) premió con generosidad al equipo que más lo intentó; aunque con tan poco es complicado decir si de verdad lo mereció.

Chispazo y lo mismo. Apenas acomodándose en la cancha tras el descanso llegó el otro chispazo de este Limón, un remate desde fuera del área de Jake Beckford, el exCarolina Railhawks y quien debutó en las redes de la Primera División con un tanto al minuto de reinicio.

Fue el gol de la tranquilidad caribeña, porque la cuerda le duró poco a Cordero para seguir moviendo a Belén en el complemento; y sin él, la visita sencillamente naufragó en esa intención apenas palpable de cambiarle la cara al duelo.

Por eso, igual que en la primera parte, es poco lo que se puede rescatar de esos otros 45 minutos, donde el desgaste físico hizo mella en unos y otros hasta casi agotar las emociones de un choque en el que ya de por sí escaseaban.

Randall Chacón, quien ofició de técnico en el bando belemita ante la ausencia de Breansse Camacho por sanción, trató de obrar el milagro con tres variantes ofensivas, pero sería hasta la última, con Randall Leal, cuando llegaría el gol.

Leal convirtió desde el manchón blanco un nuevo penal para la visita, cobro que esta vez sí llegó a la pizarra pero que no alcanzó para nada, porque ya Limón, en dos chispazos, había dictado sentencia.