Castigo y olé

Saprissa masacró en la red, y en las gradas se coreó el baile. Herediano, desconocido

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Si hay camino libre, abre el portón e ingresa. Si el rival no responde, dispara y aniquila. Saprissa golpeó al principio; Herediano fue incapaz de reaccionar. El monarca reinó en la cancha y activó en las cifras las oleadas que supo montar con velocidad y entrega.

Cuatro a cero, castigo implacable para un adversario endeble. La ventaja en el marcador no es más que un reflejo pálido de lo que sucedió realmente. El campeón fue una mole; el retador, un flan.

En el minuto 14, mientras Enrique Díaz preparaba un tiro libre desde el sector izquierdo, casi todos observamos cómo Rónald González se ubicó solo en un rincón contrario. Todos lo vimos, menos sus rivales. Díaz ejecutó un centro pasado. Rónald, libre, cabeceó. El balón cayó en la brasa. Unos y otros pugnaron... hasta que Try resolvió con su cañón corto y raso.

En principio pensamos que, simplemente, los morados habían sorprendido con esa acción taimada de González, que los florenses rearmarían sus filas y buscarían el empate.

No ocurrió así. La letra rojiamarilla siguió inalterable: marca férrea, cautela extrema, ensayo de avances a partir de Jara, con Mauricio Solís y Róger Gómez como eslabones -a la postre erráticos- en pos de la peligrosidad de Suazo.

Enlace y metralla

Como contrapropuesta, el anfitrión copó el mediocampo y acercó sus líneas, iniciativa que contó con el rol de una figura vital: Giancarlo Morera, eficaz en el corte, diestro en la tarea de enlace.

En la zona jardinera, mientras Parks corría detrás de Fonseca, Navarrete se le pegaba a Chope en momentos en los que, infructuosamente, Carlos Murillo pretendía liderar la zaga. Los morados martillaban; Herediano no lograba carburar y era alarmante la apatía de un Róger Gómez desconectado y lento.

En el bando saprissista, Try Benneth y Rolando Fonseca eligieron trazos idénticos en la primera fase; corrieron la misma banda y en muchos lances se toparon y anularon entre sí.

Pero al reinicio esta situación cambió. Try se adueñó del carril derecho, dominó a placer un balón servido, ganó la línea de fondo y centró sesgado. A un metro del arco, Fonseca sentenció a Desiderio Calvo con un cabezazo que fulminó al arquero-estatua junto al poste izquierdo (46').

Siguieron el baile y la metralla. Al minuto 61, Rolando mareó a su marcador y centró de altura; Desiderio corrió de un lado al otro; Wanchope saltó mejor y decretó el tercero.

Hasta ese momento, del banco florense no había salido ninguna reacción importante, algún movimiento que nos hiciera pensar que su entrenador "leía" el partido. Entonces, Gustavo Merino le endosó a su arquero los yerros que cometieron todos e incluyó al suplente, Juan Carlos Alfaro, así como al defensor Vinicio Montero. Sin embargo, a 24 minutos del final esta historia ya estaba escrita.

Saprissa reiteró el dominio al 89'. Try recibe de Mayorga, avanza desde el mediocampo; Carlos Murillo queda atrás; el arquero sale y muere...

Cuatro a cero define el perfil de un plantel compacto, el Deportivo Saprissa, ante una divisa desconocida. Ayer, Herediano solo encontró arrestos en el afán de un hombre: Nicolás Suazo, su goleador solitario.

La estrella

Try Benneth

Perforó la valla florense en dos oportunidades, mas las anotaciones solo coronan una gran faena de Try Benneth, cimentada en un magnífico trabajo de gestación, enlace y proyección. Tras la partida de Oscar Ramírez, no cabe duda de que la creatividad saprissista descansa, en buena parte, en esta nueva dinámica, llena de gracia y vitalidad, que sabe encarnar Try.