Cartagena y Belén Siglo XXI

La iniciativa fue de los locales, pero les faltó el punch para tomar la ventaja en los cordeles

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Cartagena. En estas finales con juegos de ida y vuelta resulta difícil, además de imprudente, adelantarse a los acontecimientos.

Y aunque los viejos manuales del futbol rezan que empatar de visita es sacar ventaja, lo cierto es que Cartagena y Belén Siglo XXI protagonizaron un duelo parejo con el justo 0 a 0 en la pizarra final.

La iniciativa partió del elenco azul. Desde las primeras acciones comenzó a destacar el buen toque de Everardo Gutiérrez, secundado por Carlos Viales y el escurridizo Randall Chavarría.

Los belemitas supieron neutralizar el ímpetu pampero a partir de las certezas de Carlos Méndez en el arco; con el liderazgo del capitán Alejandro Cordero y el seguimiento de la instrucción precisa de un libreto que las piezas de Vinicio Alvarado se sabían al dedillo.

Hubo al menos dos o tres acciones electrizantes en las cercanías de Méndez, que el centinela de las redes blancas solventó con los reflejos de un felino.

De esta manera, con el avance orquestado de los guanacastecos, las mejores escenas de sudor y de vértigo se vivieron a lo largo del primer capítulo, con el entorno inmejorable de la identidad azul y la ilusión pampera, el tambor y el grito.

El estratega Erick Rodríguez demostró ayer que cuenta con un plantel liviano, pero que sabe del toque y del juego de filigrana.

Hay una tradición de buen futbol en este equipo , que disputa por cuarta vez su aspiración de subir a la primera categoría.

Se observa bien en sus desplazamientos. Ensaya salidas claras por los costados. Intenta plasmar el sentido del toma y dame con el balón en los pies.

Michael Durán, Everardo Gutiérrez, Randall Chavarría y Ángelo Rodríguez son sus referentes.

Cuestión de espuela. Belén Siglo XXI evidencia más oficio que su adversario. Quizás ha influido en ello el factor de la continuidad.

Mientras los santacruceños saltaron ayer al campo con el lastre de un mes y medio de inactividad, sus rivales vienen de vuelta de dos duras batallas contra el favorito (Uruguay de Coronado), al que le arrebataron la copa del Clausura contra la lógica y los pronósticos.

En el segundo tiempo, luego de una tenue llovizna que desató en el ambiente “los demonios de la asfixia”, la humedad y el bochorno, el ritmo de juego vino a menos.

El cerrojo inteligente de los visitantes mantuvo un sistema escalonado que controló cada uno de los avances locales, urgidos por la anotación.

Carlos Méndez ratificó sus buenas condiciones en el arco e impidió, de nuevo, en dos lances, que los anfitriones cumplieran con la lógica y sacaran la ventaja que necesitaban, para jugar con las cifras y devolver la visita a los belemitas, la próxima semana, en el enfrentamiento definitivo.

Faltó la emoción del gol en la síntesis de un buen encuentro. No fue espectacular, estamos de acuerdo; sin embargo, se jugó con lealtad y entrega. Y eso se agradece.