Jorge Luis Pinto bien podría ser el entrenador en Costa Rica que más conoce a Carlos Hernández. Él lo hizo debutar y crecer en Alajuelense por allá del lejano 2002.
Por eso, ahora que el Zorro tomó un segundo aire en el Wellington Phoenix, de Nueva Zelanda, no dudó en darle una oportunidad para ir al Mundial.
La lejanía física de Hernández, quien lleva siete años en el fútbol de Australia (el Phoenix también juega en la A-League), lo mantuvo por muchos años fuera de la órbita de la Selección.
Pero el entrenador colombiano nunca se olvidó de él. Lo llamó al inicio de su ciclo y le dio oportunidades en los partidos amistosos ante Brasil y España.
En la eliminatoria estuvo ausente y fue hasta después de conseguida la clasificación que su nombre volvió a aparecer.
Prácticamente, la Tricolor lo fue a buscar: tuvo la fortuna de que el equipo patrio fue a su casa, Australia, para jugar un amistoso.
Desde ahí Pinto empezó a notar que el Zorro podría aportarle algo diferente al equipo, las posibilidades de un jugador creativo.
De ahí que lo quiso ver en los amistosos de este año. Mas Hernández, como casi todos los que jugaron en los partidos contra Chile y Corea del Sur, mostró muy poco.
Ahora, a menos de tres semanas de que se dé la lista definitiva, el Zorro tiene dos cosas a su favor: poca competencia en el puesto de creativo y ser uno de los los cuatro preseleccionados que ya saben lo que es ir a una cita mundialista (estuvo en Alemania 2006).
En este momento no hay otro seleccionado que le compita en la posición. Mauricio Castillo se fue a China y ningún otro creativo consiguió hacer mérito suficiente para llamar la atención de Pinto.
En eso el seleccionador cafetero ha sido muy claro, en Brasil ocupará tener jugadores que le aporten variantes de esquema.
Con ese afán es que Carlos ha empezado una lucha contra la báscula y por convencer de que él puede ser ese creativo. Colaboró el periodista David Goldberg