Buena recaudación, buen clima, buen espectáculo...

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Respondieron los aficionados manudos y morados. No coparon el Estadio Nacional, pero 19.000 entradas vendidas para un partido de pretemporada no está mal.

A esas 19.000 entradas vendidas se le sumaron 3.000 de cortesía, aseguró RPM TV, organizador del que llamó Copa Ibérica. Por eso, la Joya de La Sabana lucía coqueta, con asientos llenos.

El color morado fue mayoría, pero no por mucho. La respuesta de ambas aficiones fue muy buena. Especialmente, se vieron familias enteras gozando del partido, silbando a los adversarios y apoyando a los amados.

Sobre todo los rojinegros, que se adelantaron mucho a los hechos, se hincharon el pecho de orgullo y se dejaron cantar el “¡Liga campeón!” para despedir a sus ídolos, quienes ya están avisados de lo que la afición pide para el venidero Torneo de Invierno 2012.

Tampoco hubo queja morada, saben que esto apenas inicia y el equipo aún esta “tieso” en medio de la pretemporada.

Sol, peleas y bandas. El clima favoreció mucho. El sol, muy fuerte, era mermado por nubes pasajeras que daban frescura al ambiente.

Ni señas de lluvia.

William Hernández fue una grata sorpresa en el canto del Himno Nacional, antes del juego.

Al medio tiempo, las bandas Municipales de Acosta y de Palmares protagonizaron una especie de enfrentamiento en su desfile por la pista sintética del Nacional. Un espectáculo poco común pero muy acertado para amenizar esos minutos de tedio en los que los futbolistas descansan en el camerino.

La nota negativa provino de donde se temía, de las barras bravas, pero no fue para tanto.

Un pleito una hora antes del partido, entre unos pocos integrantes de La Doce, del Alajuelense, y la Ultra, del Deportivo Saprissa.

Durante el partido estuvieron acomodadas totalmente en lados opuestos del inmueble. Así que los de La Doce se “agarraron” entre ellos mismos, a falta de enemigo.

Después del juego hubo otro intento de pleito en La Sabana.

Las tres veces intervino la Fuerza Pública, las tres veces retornó el orden público.

La Copa Ibérica no tuvo, ni por asomo, la pasión de un clásico del campeonato, pero sí la misma alegría. En fin, cumplió sus objetivos: dio una opción a las familias para ver enfrentados a Saprissa y a la Liga en el Nacional y consiguió unos “cinquitos” de ganancia.