Alajuela. Belén le subió anoche todos los colores al rostro a la Liga. El valiente equipo herediano luchó 90 minutos para remontar un 2-0 y avergonzar a un equipo manudo errático y sin alma.
Ese fue el mérito de los belemitas y el gran pecado de los rojinegros. Los primeros no se dieron nunca por vencidos, los segundos fueron mezquinos y conformistas con un juego que dieron por ganado desde el minuto uno.
Óscar Ramírez no sorprendió con su propuesta, casi idéntica a la que usó ante la UCR. Solo Porfirio López y Luis Miguel Valle se metieron en un once inicial que dio frutos tempraneros.
Breansse Camacho sí pasó el colador y buscó en nuevos nombres la forma de lavar los malos resultados de las últimas fechas.
No logró mucho, porque apenas al minuto y medio de juego ya tenía un gol en el saco.
En la primera ofensiva del juego Allen Guevara mareó al juvenil William Quirós y centró para que Ariel Rodríguez la enviara al fondo con un toque suave.
El gol tempranero, algo demasiado inusual en el equipo del Machillo, fue un arma de doble filo para esta Liga acostumbrada a manejar resultados.
Como suelen hacerlo, los manudos intentaron administrar la pelota, hacer eterna la ventaja mínima, pero incurrieron en errores e imprecisiones que hicieron crecer al equipo visitante.
Belén adelantó filas, tomó la pelota y se vio mejor que su rival durante el resto del primer tiempo y el arranque del segundo.
Con incursiones del inquieto volante Bryan López y algunos remates de media distancia de Daniel Varela se adueñaron de las acciones e incluso se hicieron merecedores de un gol.
Más el fútbol no es de méritos y cuando mejor jugaba Belén, la Liga despertó para clavar el segundo.
Al 56’, Jerry Palacios ganó un pelotazo en las alturas y prolongó a la carrera de Pablo Gabas, que la prendió de zurda directo a la red.
Con dos dentro del saco, Belén soltó del todo las amarras. No tenía nada qué perder y acabó encontrando un tesoro.
Al 66’, Bryan Vega marcó el descuento con un derechazo desde el borde del área que dejó atolondrados a los jugadores manudos.
El gol infundió aún más coraje en los visitantes, que bombardearon el arco de Alfonso Quesada hasta conseguir el empate.
Fue un centro del recién ingresado Rodrigo Garita desde el costado izquierdo, que se fue directo a la cabeza de Leonardo Adams y de ahí al fondo de la red.