Belén le puso el freno al tren llamado Alajuelense

Belén resolvió el cotejo desde el banquillo, con dos variantes decisivas

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Heredia. La arrolladora máquina rojinegra encontró anoche quien le pusiera freno. Y no podía haber sido otro que Belén FC.

El invicto de diez fechas, el mejor arranque de su historia... Todo se acabó ayer con el 2-0 inapelable y bien trabajado del único equipo que supo plantarle cara a la Liga de Óscar Rámirez en este Invierno.

Tras aquel 2-2 en el Alejandro Morera Soto, los belemitas se confirmaron en el Rosabal Cordero como la pesadilla manuda, aunque tuvieran que sudar para lograrlo.

El inicio del compromiso fue totalmente rojinegro. Como en esas buenas películas de suspenso, durante los primeros 15 minutos la Liga tuvo a todos los presentes sentados en el filo de la silla.

Su arma fue el vértigo, la velocidad, los pases a la espalda de los zagueros y a la carrera de Allen Guevara o Álvaro Sánchez, para que tiraran centro al corazón del área o el disparo directo al marco.

Todo de pie a pie, sencillo, casi de memoria, muestra inequívoca de que los manudos son una maquinita calibrada, que si no abrió antes el marcador fue por la gran noche del joven arquero Anthony Vargas.

Los guantes del meta belemita le negaron el gol a Kenner Gutiérrez y Ariel Rodríguez en remates de media distancia y al goleador Armando Alonso en un cabezazo.

Todo antes del minuto 30, porque a partir de ahí los locales comenzaron a romper el encierro, sin claridad, muy cierto, pero al menos lograron terminar la primera parte con el arco en cero.

Cambio de ritmo. Solo una última opción de Allen Guevara, cara a cara con Vargas, le paró la respiración a los de casa, pero su disparo arriba del horizontal dejó el marcador intacto para el complemento.

Y ahí Belén no fue el equipo asustado de la primera parte. Breansse Camacho se deshizo de un contención, envió al inquieto Bryan Vega y la historia cambió.

La movida silenció el monólogo liguista y dio a los locales un rápido premio a su valentía. Al 56’, José Luis Cordero lanzó la pelota al área, Vega pivoteó a la llegada de José Carlos Cancela y el Pepe sacó un obús directo al fondo de la red.

El gol belemita hizo brotar en los manudos un sentimiento que no se les había visto en el certamen: la desesperación pura.

Para rescatar el invicto que se iba, Óscar Ramírez varió los hombres de su estructura ofensiva.

José Guillermo Ortiz, Jonathan McDonald y Rónald Matarrita saltaron a la terreno de juego con la obligación de marcar diferencia.

Nada lograron. Pudo más la segunda variante belemita, un Ariel Santana que ingresó a buscar el contragolpe y se encontró una joya de gol a cuatro minutos del final, en un remate de chilena que le puso el epitafio al invicto manudo.