Autogoles de porteros, la moda del Verano 2015

De 1971 al 2014, cancerberos anotaron en propia meta ocho goles; en el 2015 van cinco

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Las últimas cinco jornadas marcaron un dolor distinto para cinco porteros, quienes tuvieron la mala fortuna de ser los que enviaron la pelota adentro de sus propias guaridas.

El Torneo de Verano ya registra cinco autogoles provenientes de quienes deben evitar que el esférico ingrese a su meta, una estadística que se disparó como nunca antes en la historia del balompié nacional.

El rojinegro Patrick Pemberton, el generaleño Luis Diego Sequeira, el santista Adrián De Lemos, el limonense Jairo Monge y el carmelo Ólger Ruiz han sido protagonistas de tan fatídica particularidad.

Lo negativo para ellos, salvo el caso de De Lemos, es que esas anotaciones pesaron en el resultado final de los compromisos de sus respectivas escuadras.

En el caso de Patrick, Alajuelense dejó ir el triunfo en el clásico en el último minuto, mientras que Sequeira, Ruiz y Monge fueron protagonistas en las derrotas de sus equipos.

Dos de los cuidapalos citados aseguran que la suerte metió mano en cada anotación.

“En mi caso, fue un infortunio total. Me estoy levantando al tapar un taconazo de Jonathan Moya, y cuando siento es la bola en la cara y de inmediato el aficionado grita gol. Él (Moya) intentó sacar un pase de la muerte y el balón me pegó”, explicó Pemberton, arquero de Alajuelense, quien sufrió esta acción en el Ricardo Saprissa, hace ocho días.

Para el santista Adrián De Lemos, esas jugadas provocan rabia porque son inevitables.

“En mi caso el oponente saca un cabezazo con muy buena virtud, pega en el poste y el rebote me da en la espalda e ingresa. Son goles que generan mucha rabia, pero también hay virtud del que remata, porque por lo general son balones que van bien dirigidos y uno en el esfuerzo llega tarde; es ahí donde la pelota pega contra uno”, resaltó el caribeño.

El analista arbitral Greivin Porras respalda la decisión de los silbateros de otorgar esos autogoles en este Verano.

Según Porras, cuando un jugador cambia el rumbo del esférico e ingresa al marco, la anotación se le debe contabilizar al último hombre en tocar la bola.

“Este año es atípico en ese tema, pero los autogoles están bien señalados. En todos estos casos, si el balón no les pega, no ingresa. Todos han sido casos de mala suerte y con un correcto proceder de los árbitros; así lo explica la regla”, detalló el exsilbatero.

De acuerdo con datos del estadígrafo Gerardo Coto Cover, los goles en propia meta, por los que portan guantes, eran esporádicos, pero esta campaña quebró por completo los números.

El primer autogol otorgado a un arquero fue en el año de 1971. Aunque no fue posible obtener la fecha exacta, el recuento señala que el cuidapalos Gerardo Gato Vargas defendía la cabaña de Barrio México, y su gol fue registrado a favor del Saprissa.

El año siguiente fue el turno del herediano Gladstone Edmond, ante la Liga