En las seis primeras fechas del Torneo de Verano, el arbitraje se ubicó en el centro de la polémica, merced a varios errores garrafales.
Desde 1995, el escritor uruguayo Eduardo Galeano adelantó el triste papel de los jueces: “Su trabajo consiste en hacerse odiar. Única unanimidad del futbol: todos lo odian. Lo silban siempre, jamás lo aplauden... Los derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él. Coartada de todos los errores, explicación de todas las desgracias”, apuntó el erudito charrúa en el libro Futbol a sol y sombra.
Y desde que existe el futbol, esto ha sido así, pero en el arranque del presente certamen, los yerros de los árbitros han calado hondo, elevado todo exponencialmente por la reiteración de las tomas de televisión y los videos en Internet.
Y esos fallos son de un bulto tan grande como el Titanic antes de hundirse.
Quizás el de más exposición mediática fue el cometido por Andrey Vega, cuando no sancionó un patada de karateca del portero herediano, Daniel Cambronero, al delantero manudo Fernando Sequeira.
Vega fue sancionado por la Comisión de Arbitraje, ente que regula y nombra los jueces.
También fueron castigados los centrales Walter Quesada y Andrés Alpízar, así como el asistente del primero, Javier Rojas.
“No vamos a andar con rodeos. El árbitro que actúa bien, va a seguir pitando, el que no, sale”, explicó José Manuel Pereira, miembro de la Comisión de Arbitraje.
Dicho cuerpo se mostró reacio a detallar cuánto tiempo estarán los reprendidos sin poder usar el silbato en el futbol federado.
Simplemente se informó de que, para el fin de semana anterior, no serían nombrados. Así que, como siempre en el arbitraje tico, habrá que esperar a que sean nombrados de nuevo para saber de cuánto tiempo consistió en castigo.
Los jerarcas, encabezados por el presidente de la Fedefútbol, Eduardo Li, sostienen que la racha pasó, que fue momentánea. Hoy, en la sétima jornada, tienen una oportunidad de ejercer como “pitonisos”.