Heredia. Once metros. Tan solo eso dividió al portero Daniel Cambronero y el volante Argenis Fernández en la jugada que definió la cerrada final.
Un duelo que asemejó aquellos momentos que se vivían en el viejo oeste, en donde los protagonistas quedaban cara a cara. ¡De infarto!
Uno por el tricampeonato y el otro por darle otro chance a su equipo de celebrar un ansiado campeonato, que se le niega desde hace 18 años.
Fernández lo tomó con calma. Según sus propias palabras nunca se sintió nervioso, pensó en un leve momento en su familia, recibió el apoyo de sus compañeros y se encaminó a realizar el remate.
Antes José Miguel Cubero había desperdiciado un penal para Herediano, lo que le dejaba en sus pie, la definición del título número 27 de la Liga.
Argenis miró fijamente a Cambronero. Tomó el balón en sus manos, lo colocó en el manchón blanco y con derecha liquidó la serie, justo al costado derecho del meta rojiamarillo.
El gol significó el 6-5 en la tanda de penales, la cual se tuvo que definir en la muerte súbita.
“Tomé el momento de definir el remate con mucha frialdad. Le pedí mucho a Dios para que el balón entrara. Una vez que vi que el balón tocó la red entré en shock y a los tres segundos reaccioné”, afirmó un efusivo erizo.
“Tuve una lesión muy grave que me mantuvo mucho tiempo fuera. Por eso, este título sabe más. Es un tricampeonato y en el camino nos encontramos con muchas adversidades”, dijo.