Alajuelense da señas de un poderío incontestable

El 6-2 con el que la Liga arrolló el invicto cartago no fue mayor por falta de puntería

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Alajuela. La Liga se afirma como el más fiero del Verano y encuentra poco valiente que le plante cara. No lo hicieron ni Cartaginés ni Herediano, dos grandes que en lapso de cinco días perdieron sus atestados de candidatos al título bajo las garras de un Alajuelense que a su clásico control le sumó los atractivos ingredientes de poder ofensivo y velocidad.

Óscar Ramírez cambió la receta y los resultados son evidentes: ¡el León anda suelto!

Habrá que ver si el estratega mexicano Enrique Meza sigue pensando que la Liga no es de temer después de presenciar –desde la grada– la aplanadora que pasó anoche por encima de su Cartaginés: un 6-2 tan incontestable que aún pudo ser peor.

Dominio total. El gol brumoso, en el amanecer del juego fue producto de una mera casualidad. Insuficiente siquiera para asegurar que tocó el orgullo local. Los manudos salieron con cinco atacantes en la formación, un solo contención y ni un solo defensa en la banca: la mentalidad siempre fue arrollar.

De vuelta a ese corto respiro azul, surgió de un desesperado pelotazo que Daniel Quirós convirtió en tiro libre, Johan Condega en córner y Andrés Lezcano en penal. Gol, al 13’, en pies del infalible Jameson Scott.

Hasta ahí lo que ofreció el rival. La visita pasó a ser víctima en medio de una acumulación de yerros provocada por el agobiante vértigo de los veloces Rónald Matarrita, José Guillermo Ortiz y Jonathan McDonald.

Cuatro minutos duró esa sonrisa brumosa, lo que tardó el cuadro rojinegro en que Matarrita incitara el tiro libre con el que Ariel Rodríguez lanzó el fino centro que Mac cazó para empatar el marcador.

Al 22’, Alejandro Gómez se encargó de disipar cualquier resto de bruma o esperanza de empate en el Morera, cuando se le coló entre las piernas un tiro de Kenner Gutiérrez que no daba ni para asustar.

El 3-1, de cabeza por Armando Alonso, al 31’, fue otra seña de lo afinado que anda el transitar del balón entre los erizos.

El 4-1, de McDonald tras el pase rápido de Matarrita, al 33’, fue producto de la indecisión de un Cartago que para ese momento ya estaba vencido pero aún no decidía si salvar el honor o evitar que creciera la agonía.

El 5-1, con penal cobrado por Johan Venegas, a un minuto del descanso, ya fue para animar la fiesta en el reducto manudo.

Y el 6-1, también en pies de Johan, fue como un mensaje de Machillo. Al tercer minuto de la complementaria Alajuelense anunciaba con claridad que anoche las garras no las iba a guardar.

Mas la puntería falló para abultar el marcador y Mauricio Castillo se topó con un regalo, al 82’, para rebajar la cuenta de la máxima goleada en la era de Ramírez: nunca antes la Liga de Óscar marcó seis goles en un solo encuentro y nunca antes se mostró tan escasa de piedad.