Abróchense los cinturones

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Pasajeros del vuelo CR-2014 procedente del Mundial de Brasil estamos preparando el aterrizaje. Favor abrocharse los cinturones y apagar los dispositivos electrónicos. En aproximadamente ocho meses estaremos arribando a la eliminatoria mundialista.

Iniciamos el descenso en este momento, con caída 2 a 1 en Panamá y punto final al récord de partidos sin derrota (13).

El capitán nos informa que el clima es óptimo, si bien la derrota alertó sobre el reto venidero.

A los jugadores les venía bien enterarse cuán turbulentos podrían ser los juegos en Concacaf –según opina el propio Paulo César Wanchope–. Para los rivales del área es un premio adicional vencer a la Sele , la mundialista, octava en Brasil 2014, la que salió ilesa ante Uruguay, Italia, Inglaterra, Grecia y Holanda.

Avisamos que el aterrizaje es también para aficionados y la prensa deportiva nacional.

El capitán confirma que hay buen clima, con cielo despejado (no hace falta encender alarmas, entrar en pánico, buscar chalecos salvavidas, ni mascarillas de oxígeno). Basta enterarse de que no otorgan victorias por salir al campo, ser el mejor de Concacaf en el ranquin FIFA y cantar un hermoso himno que habla de un pueblo valiente y viril.

Sería injusto atribuir la derrota en Panamá a una Sele que andaba por las nubes aún en alas del 2014. Actitud parecía no faltar. Las dificultades se insinúan en cambio en una parte baja improvisada, jugadores debutantes nerviosos ante la oportunidad, en un equipo que no tendrá muchas plazas vacantes (Wanchope ya ha convocado a 19 de los 23 mundialistas)

–¡¿Cómo arriesgó Wanchope el invicto ante Panamá?!–, reclama parte de la afición.

¿Cuándo era, entonces, el momento oportuno?

¿En Copa Oro? No. ¿En la eliminatoria? Tampoco.

Aunque el invicto nos llenaba de orgullo, importa más encontrar soluciones a una defensa mundialista descompuesta. Michael Umaña ya no ofrece garantías: tendrá 36 años cuando se juegue el próximo Mundial. El Pipo es un bastión al que debemos encenderle una velita (Dios lo libre de lesiones). A su lado, Duarte es el único que parece tener reservación. Oviedo y Gamboa son los laterales perfectos, pero nunca se sabe si una lesión nos privará de ellos, como ha sucedido más de una vez. Junior Díaz podría verse obligado a cubrir aquí y allá, el centro y la banda, según sea el incendio.

Si además hay ajustes en ataque que aún deben ser afinados, aunque con muy buenos candidatos, entonces hay razones de sobra para poner los pies en la tierra y preparar un nuevo viaje.

Pasajeros del vuelo CR-2018 con destino a Rusia, abróchense los cinturones. Vamos a despegar.