Lo más difícil para María Paula Salas durante los últimos meses fue no poder entrenarse con sus compañeras y ver cómo semana a semana llegaban los días de partido y ella no podía estar ahí.
Sabía que lo mejor era esta pausa desde el 25 de abril, cuando se sometió a una cirugía en el hombro derecho que ya necesitaba con urgencia.
Con tal de jugar, la atacante de Alajuelense ya estaba adaptada a esa molestia en el brazo que comenzó desde 2017, en un partido con la Selección en el que subluxó el hombro en tres ocasiones.
Desde entonces le explicaron muchas veces que subluxar es que se desmonta, pero el mismo hombro se monta y que cuando se luxa por completo, tiene que llegar alguien a colocarlo.
El tiempo pasaba, el problema se acrecentaba y sucedía con más frecuencia.
Le decían que esa parte funciona como un resorte y de tantas veces que se estira, llega el punto en el que ya no se monta.
Estaba en pleno desarrollo del torneo pasado, ella presentía que se acercaba la hora de ir al quirófano porque el dolor era más fuerte y le pasaba más seguido.
También, la seleccionadora Amelia Valverde le dijo que ese era el momento indicado para la cirugía y se la practicó.
El cálculo era que estaría tres meses fuera de las canchas y ese tiempo se le hizo eterno.
“Fue un proceso bastante difícil, en el cual hay que tener paciencia y gracias a Dios ya otra vez estoy incorporándome poco a poco al grupo y bastante feliz, es algo que he esperado durante bastante tiempo”, relató la futbolista.
“Es bastante difícil, ver a las compañeras en una final, verlo desde la casa y tener que estar ahí es bastante difícil. Igual, siempre apoyando al grupo que fue importante. Fue un proceso bastante difícil y gracias a Dios otra vez ya estamos en cancha, pero esperamos que ahora ya podamos estar y llevarnos un torneo más”.
— María Paula Salas
Todo el proceso de recuperación ella lo hizo en el Proyecto Gol y fue hasta este jueves cuando llegó de nuevo al Centro de Alto Rendimiento (CAR) para integrarse a los entrenamientos con Alajuelense.
“Durante la noche me costó dormir de las ganas de volver con el grupo. Las chiquillas siempre han sido muy especiales, eso rescato del grupo, que siempre ha sido muy alegre, bastante unido y yo creo que eso también nos mantiene como estamos en el torneo”.
Aparte de su alegría por volver, no sentir ningún tipo de molestia la tiene más motivada.
“Las compañeras igual que siempre, como me han tratado siempre, volví a casa, entonces yo creo que todo eso ha sido de suma para seguir adelante y mejorar todos los días”.
Salas ansía ese momento de volver a jugar, pero va poco a poco.
Ahora se encuentra como compañera de ataque no solo a María Fernanda Barrantes, sino que también está la estadounidense Jennie Lakip.
“Es una jugadora muy buena, tiene mucho gol, es de las mejores del torneo sin mayor duda, pero es una competencia sana. Me gustaría también jugar al lado de ella y ganándome el puesto durante los entrenamientos, ir incorporándome poco a poco y bastante feliz de tener una compañera de la categoría de Jennie”.
La Liga cuenta con otras futbolistas que también tienen gol, como la joven Sianyf Agüero o las panameñas Natalia Mills y Kenia Rangel.
Salas llega a aportar al cuadro dirigido por Wílmer López y está muy ansiosa por verse de nuevo en un partido.
“Indiscutible, es algo que estoy deseando desde hace mucho tiempo y entrenando para eso que es importante también. Todavía faltan unos días, pero mientras ya esté incorporándome con el grupo, que esté con ellas, ya me siento más cerca de y con todas las ganas”.
Alajuelense cerró la primera vuelta de la fase regular del Clausura 2021 con un rendimiento perfecto y este viernes visitará a Dimas Escazú, a las 7 p. m., en el Estadio Nicolás Macís.
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