A los ídolos y sus lujos en la Selección de Costa Rica solo les faltó gritar el gol

El juego sirvió para que la afición gozara con la presencia de astros como Navas

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¡Qué lujo ver a un portero del Real Madrid parar hasta los tiros que no cuentan, al 10 del Villarreal regatear de a cinco rivales a la vez y al mejor refuerzo del Deportivo La Coruña recuperar y abrir con claridad! La Tricolor llenó de ostentación y suspiros el Estadio Nacional.

Mas el gol no apareció. La Sele gustó y arrinconó a Paraguay. Sin embargo, el camino al gol –o la definición– estuvo ausente ante un rival que se supo parar muy bien.

Así fue el regreso de la revelación del Mundial a su casa, un concierto de pompas, un regalo para las 28.000 almas que fueron, cargadas de agradecimiento, a cantar en La Sabana.

Aunque de ahí no pasó. Joel Campbell no encontró socio para rematar sus vistosas gambetas, Bryan Ruiz no pudo definir y el cabezazo de Óscar Duarte se fue abierto en la mejor oportunidad que tuvo la nacional para anotar.

Mientras, Paraguay fue mucho mejor que en su visita de hace un año, al menos más cargado de carácter. Supo apretar y mantuvo una doble línea de cuatro que por muchos momentos aparentaba ser impasable.

Pero solo tuvo una oportunidad de quebrar el invicto tico que sumó 13 partidos sin perder. Fue al 40’, en un contragolpe en el que debió señalarse penal y Waylon Francis ser expulsado después de derribar a Raúl Bobadilla, cuando quedaba solo frente al marco.

Allí fue, en los lados de la zaga y en la transición a defensa –además de la falta de definición–, donde la Selección mostró sus dos lunares, sobre todo en una etapa inicial en la que las fuerzas estuvieron más equilibradas.

A final de cuentas, fue un atractivo empate, sin goles pero con mucho agrado. Los dos debutantes, Paulo César Wanchope, como seleccionador oficial, y Ramón Díaz, en su primer partido, se fueron con las maletas cargadas de buenas señales para arrancar sus respectivos procesos.

De los ídolos a los refuerzos. Si bien el juego fue un agasajo para la agradecida afición, de poco sirve para adelantar conclusiones.

Se sabe que hay garantía en los ídolos. A lo de Navas, Campbell y Ruiz se unen la entrega y sobriedad de Celso Borges y Yeltsin Tejeda, en la mediacancha; así como de Duarte, con toda su calidad en la parte de atrás.

Muchas las certezas y pocas las dudas, pero existen, especialmente cuando empezamos a sacar cálculos y a buscar los reemplazos de los héroes de Brasil.

De Dave Myrie y Waylon Francis, por las laterales, se puede decir que cumplieron, sin que ninguno haya destacado.

Por su parte, del atacante John Jairo Ruiz solo se apreció que fue el principal perjudicado del goloso regateo de Joel.

De la mayoría de los que entraron de cambio, como Johan Venegas, hay poco que comentar. Salvo por el caso de un Marco Ureña, que ingresó con toda la intención de romper la paridad.

Y apunte otra certidumbre más: el Estadio Nacional es la casa de la Selección y ahí difícilmente le van a ganar.