155 futbolistas de Primera División dejaron su casa para perseguir un sueño

La ilusión de ser un profesional los llevó a trasladarse a otra zona para entrenar

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De los 355 futbolistas costarricenses que jugaron en la temporada 2012-2013 de la Primera División , 155 debieron abandonar su hogar durante la adolescencia.

Esto con solo un propósito en mente: poder cumplir su sueño de llegar a la máxima categoría.

La estadística se revela tras un censo que realizó el diario La Nación , en el que también se consultó a qué equipo se marcharon y con quién se fueron a vivir.

La cifra corresponde a un 44% de la muestra, es decir, casi la mitad de los nombres del torneo.

Muchos fueron reclutados desde zonas ubicadas fuera de la Gran Área Metropolitana para militar en clubes de adentro de ella, tales como Juan Bustos, Waylon Francis y Yosimar Arias.

“Tuve que dejar a mi familia, a mis amigos, a mi pueblo Cartagena, pero todo porque yo quería triunfar en el fútbol”, adujo Bustos, quien a punto de cumplir 15 años dejó atrás el calor pampero para integrarse al proceso de la Selección Sub-17 y luego a la S.

“Yo dejé mi casa en Limón a los 13 años. Fue muy difícil, porque estaba muy joven, pero sabía del sacrificio que tenía que hacer para lograr el objetivo que me planteé desde muy niño”, expuso Francis, quien al alejarse de la humedad caribeña se integró en primera instancia al Monstruo y a los 15 años se fue a Brujas.

“Dejar a mis padres, a mis amigos, a la tranquilidad de mi barrio en Sámara fue duro... Aunque no me arrepiento porque pude lograr muchas cosas”, adujo Arias, quien a los 13 años comenzó a integrar las filas de Alajuelense.

Los equipos más reclutantes. Morados, hechiceros y rojinegros fueron de los equipos que más jugadores reclutaron de localidades alejadas, con 17, 20 y 21 muchachos, respectivamente.

El Team llegó “solo” a nueve.

Uruguay tiene tres, pero su administrador Paulo César Wanchope dijo en varias ocasiones que el número irá en aumento conforme el equipo se vaya consolidando.

Cartaginés, Carmelita y Belén apenas sumaron, pero más por casualidad que por “ir a buscarlos”.

Por otro lado, muchos otros futbolistas, aunque las distancias de sus hogares a las sedes de sus equipos no eran demasiado grandes, simplemente decidieron abaratar costos y tiempo de viaje.

Este es el caso de algunos sancarleños y de algunos limonenes.

Finalmente, la mayoría de los 155 en cuestión, 71 para ser exactos, terminaron viviendo con compañeros de equipo, ya fuese en las casas de las familias o en una casa club (método utilizado principalmente por Brujas y la S).

Mientras tanto, 32 vivieron solos, 25 con algún familiar y 27 con alguna familia de hospedaje, a las cuales los clubes les pagan.