Quién es Cristina, la ‘abuela’ que se volvió viral por sus festejos después de los partidos de la Argentina

Cada partido, la señora, de 76 años, sale con una bandera de la Argentina a las calles de Liniers y se une a la celebración con un grupo de amigos del barrio

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Buenos Aires. Cuando la selección argentina venció a Polonia en la fase de grupos del Mundial de Fútbol de Qatar, miles de personas salieron a la calle a celebrar el pase a octavos de final. En todas las esquinas de la ciudad se cantaban las clásicas canciones para alentar al equipo a la distancia, especialmente más la nueva que dice “muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”. Pero esa tarde se sumó un cántico más a la lista: “Abuela lalalalala”, que se entona con el ritmo del tema “Go West” de los Pet Shop Boys.

Todo comenzó con Cristina, que tiene 76 años, y vive cerca del cruce entre Andagalá y Caaguazú, en el barrio porteño de Liniers. Cuando terminó el partido con Polonia, salió de su casa con una bandera argentina. En esa esquina estaban “Los pibes de Luro”, un grupo de amigos que se junta a ver los partidos, como lo hacen casi todos...

Solo que a ellos, cuando vieron que una señora mayor se les sumaba a los festejos con tal efusividad, se les ocurrió grabar su llegada, le inventaron un canción y lo subieron a la redes. Ahí se empezó a cocinar un video viral hecho de la emoción de Cristina y el nivel de contagiosidad de aquel verso breve que ahora es parte del folclore mundialista.

“Cuando me vieron en el video, la gente que me conoce me empezó a llamar. Es increíble lo que se generó, pero la verdad que no sé por qué es tan novedoso que la gente salga a festejar”, dice Cristina, que no le encuentra demasiado sentido a su fama repentina. Y, tal vez, no haya una explicación lógica, pero lo cierto es que hoy Cristina es una celebridad en su barrio, su canción un hit en las redes, su presencia un amuleto para “Los pibes de Luro” y el cántico un himno que se metió en la mente de miles de argentinos que ahora tararean “abuela lalalalala” sin parar.

“Yo no conocía a los chicos que grabaron el video. Salí y me empezaron a cantar. A mí me daba un poco de miedo porque si me llegan a tocar me caigo, y ellos estaban saltando”, relata Cristina a LA NACION.

Ahora el cántico ya excede a Cristina y se transformó en una especie de himno corto y pegadizo dedicado a las personas de la tercera edad. Son miles los videos a lo largo y ancho de la Argentina de personas mayores que pasaron a ser el centro de atención en los festejos.

Sin embargo, en el caso de Cristina, el cántico tiene un error. Cristina no tiene hijos, por lo que no es abuela. Pero sí es una tía orgullosa. “Me cantaban abuela lalalalala, pero yo soy tía. Dios decide quién va a ser madre y a mí no me tocó, pero estoy bien con eso”, asegura.

Ella nació en Almagro y a los dos años se mudó a Liniers a la casa donde vive en la actualidad. La residencia tiene alrededor de 100 años: allí vivían sus abuelos y entre esas paredes vio a la Argentina campeón en 1978 y en 1986.

“Para que te des una idea hace cuánto estoy acá, te voy a contar una historia. Yo me sentaba en la puerta de esta casa con mi abuela y a lo lejos veíamos el tren. Acá había pocas casas y ningún edificio”.

En 1986, Cristina cuenta que disfrutó de Diego Armando Maradona en su máximo nivel, pero por la manera en la que ella vive el fútbol luego Diego le generó más preocupaciones que alegrías.

“Sufrí mucho las caídas de Diego. Por eso admiro mucho a Messi, siento que es una muy buena persona, un padre de familia, es sano, humilde”, opina Cristina.

Ella es fanática de Boca Juniors, pero no ve los partidos. Los encuentros del Xeneize la ponen demasiado nerviosa. Y lo mismo le sucede con la celeste y blanca. Por eso, tampoco sintoniza los partidos del mundial y solo cambia de canal para ver la transmisión del partido cuando escucha el grito de gol que llega desde las casas vecinas.

“Contra Países Bajos estaba viendo una película sobre la captura de Osama ben Laden en Ciudad Magazine. No lo puedo ver el partido, me pongo muy mal”, cuenta Cristina.

Este domingo se jugará la final a las 12 contra Francia, y Cristina todavía no sabe si lo verá. Y, si bien no disfruta demasiado de la fama que se ganó en los últimos días, hay una cosa que la pone feliz: “Siempre en la televisión ponen el foco en todos los barrios, menos en la República de Liniers. Ojalá este fin de semana podamos festejar y vengan las cámaras a mostrar lo que es este barrio que quiero tanto”, señala Cristina, que está apurada, tiene una cita con el médico.

Por eso camina hacia lo de un vecino que se comprometió a llevarla al hospital. “Chau, tesoro, me tengo que ir. Espero que ganemos y podamos celebrar”.

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