¿Quién debe fichar a los jugadores?

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Buenos Aires

“Las juntas directivas de los clubes no deben fichar jugadores, deben hacerlo los que saben de fútbol”, dijo Johan Cruyff el pasado 28 de mayo. Luego amplió: “Contratar un jugador no es crear un equipo”. Sus palabras suenan hoy proféticas. Como un iluminado gurú parece haber anticipado lo que está ocurriendo con el Real Madrid, que nuevamente hizo ultramillonarias incorporaciones antes de acometer la presente temporada. Pero, al menos en juego, la llegada de las nuevas estrellas no se ha traducido en una mejora.

La lupa se ha posado en Carlo Ancelotti, el técnico al que costó dos meses de tironeos arrancárselo al París Saint Germain. En la sétima jornada de Liga, el Madrid ya quedó a 5 puntos del Atlético de Madrid (que sí muestra ser un equipo en el cabal sentido de la palabra), y del Barcelona. Y atención, pues ahora parece que tiene dos contendores para el título.

La distancia no se vería problemática sino fuera por lo mal que juega el cuadro merengue. Sin coordinación, sin ideas, con problemas para generar juego, para defender y atacar. El público blanco tiene en la mira a cuatro jugadores: Arbeloa, Khedira, Coentrao y Benzemá. Aparte, considera un grave error haberse desprendido de un talentoso como Ozil para llevar, por el doble de costo, a un potente como Bale. Y haber soltado a Higuaín (muy querido por el madridismo) para quedarse con Benzemá, a quien consideran apático. También querían embarcar a Di María; no se fue porque el propio futbolista no quiso. “Tengo contrato y me quedo, acá soy feliz”, dijo Fideo, a quien no le pesa la camiseta del Real. Un jugador que traspasa la presión de la hinchada de Rosario Central, que es ídolo de ese club, no se achica en ninguna otra parte.

Pero al margen del plantel (por muy lejos el más caro del mundo), la gente empieza a sospechar que Carletto es un hombre demasiado blando y permeable a los “consejos” del presidente Florentino Pérez. Ya atendía las sugerencias de Berlusconi en el Milan, cuentan. “Ancelotti es un hombre rico, y su esposa mucho más, una multimillonaria, está amortizado, parece como que le da lo mismo todo”, dicen en los palcos del Bernabéu. Al italiano, reconocido por su carácter sereno y afable, lo llevaron para apaciguar el vestuario, luego de los focos incendiarios dejados por José Mourinho. Cuando el portugués se marchó, el mundo Madrid respiró aliviado; ahora ciertos sectores comienzan a extrañarlo.

Para mejor, el presidente agregó al cuerpo técnico a Zinedine Zidane, extraordinario con la bola en los pies, pero un hombre introvertido, que se sienta junto a los suplentes y da menos indicaciones que el masajista.

Santiago Segurola, prestigioso analista del diario Marca , afirma que Florentino “es un pésimo director deportivo”. Y no lo piensa él solo. Ocurre que el presidente es quien decide todo en materia futbolística. Pérez, comentan, es una excelente persona, un madridista de alma y un genio de los negocios que ha llevado al club a ser el más poderoso del planeta –en cualquier deporte–, con ingresos extraordinarios. “Más que eso, a él el Madrid le cuesta plata. Paga de su bolsillo tres palcos que representan 60 entradas para cada partido y las regala a amigos o conocidos, costea sus viajes y los de su familia para ver los juegos de visita, hasta si regala una camiseta del equipo ordena a la tienda del club que la debiten a su tarjeta de crédito”. Muy loable, pero es que le gusta decidir quién llega y quién se va, a qué técnico confiar la Ferrari que es esa plantilla. Y de fútbol sabe menos que de negocios. De ahí que en diez años de presidencia ha ganado una sola Liga. Para peor le ha tocado lidiar con el mejor Barça de la historia, el de Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta y todos los guitarristas. Y ahora le ha salido un grano nuevo: el Atlético del Cholo Simeone.

El discreto triunfo en Champions sobre el modestísimo Copenaghue a mitad de semana apenas sirvió para aplacar el debate. Y el agónico y afortunado 3-2 de ayer sobre el Levante generó más desahogo que tranquilidad. (Por cierto, excelente actuación de Keylor Navas pese a la caída). En ambos juegos quedó nuevamente la sensación de que se gana por calidad individual y no por armonía de conjunto, lo que a la larga tiene desagradables consecuencias. El ambiente intuye que Ancelotti no es una gran inteligencia táctica. No obstante, es tal la calidad y cantidad del plantel que la nación madridista espera una gran reacción y no que se pierda la Liga antes de llegar el invierno, como pasó el torneo anterior.

Cruyff deja planteado un tópico apasionante: ¿Quién debe fichar? ¿El técnico, el secretario deportivo o los dirigentes...? “Yo consigo el dinero, no puedo dejarle esa decisión al entrenador”, afirma un expresidente de club. “El presidente es un buen hombre, pero no entiende de fútbol”, replica el DT. ¿Quién tiene la razón...?

No lejos de quien escribe, hay un ejemplo parecido al del Madrid. Javier Cantero, titular de Independiente, reconoció que, de fútbol, “no entiende mucho”. Alguien debió decirle que este no era un club de bochas. Y que si no entiende deje la conformación del plantel en manos más expertas. Cantero también aparenta ser un hombre bueno, que ama a la institución; muy grande, por cierto: aún en un triste momento de su historia, el Rojo tiene 94.000 socios. Pero sucumbió a la debilidad de todo hincha, el presidente: se dedicó él a contratar a los jugadores. Trajo un camión lleno de veteranos y pataduras en los que gastó fortunas. El resultado es tan conocido como cruel: Independiente se fue a la “B”.