Opinión: Mi figura favorita del Mundial

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“Profes” hay muchos en el fútbol; pero MAESTROS (así, con mayúscula), muy pocos. Entre estos, el director técnico de la selección de Uruguay desde el 2006: Óscar Washington Tabárez.

Este SEÑOR (de nuevo, en grande) de 71 años y quien suma su cuarta Copa Mundial al frente del equipo dos veces campeón del mundo (1930 y 1950), es un EDUCADOR en todo el sentido de esta palabra.

Lo digo no solo porque ejerció la docencia en las aulas de educación primaria de su país, sino también porque ha demostrado con creces ser un formador, guía, pedagogo y mentor en la escuela con piso de gramilla y en donde los recreos más felices se llaman gol.

En este campo da clases con clase. Por algo es reconocido, con absoluta justicia, como el entrenador que ha liderado el proceso (en el balompié uruguayo sí existe esa palabra) que le permitió a la tierra de Luis Suárez y Edinson Cavani recuperar la esencia del fútbol charrúa: garra, concentración, sencillez, actitud, sacrificio y mentalización.

Se trata de una visión que ha sabido inculcar no solo en el seleccionado mayor, sino también en los muchachos y adolescentes que vienen detrás. Prueba de ello, la notoria renovación de futbolistas que experimentó Uruguay de cara al torneo Rusia 2018. El MAESTRO no se conformó con planificar solo el actual Mundial, sino que tuvo visión de largo plazo e incorporó los necesarios y estratégicos relevos generacionales para Catar 2022.

Este enamorado del llamado deporte rey también sienta cátedra en materia de atención respetuosa a la prensa, relación con los aficionados, elegancia y coraje; no se ha dado por vencido ni por menos a pesar del síndrome de Guillain-Barrè que padece, un trastorno neurológico que afecta el sistema nervioso periférico.

Asimismo, vela por la preparación de sus dirigidos en muy diversos campos: los estimula a ir al teatro, el cine y museos, así como a leer, y cultivar la tertulia entre ellos durante los desayunos, almuerzos y cenas de los períodos de concentración. Este CABALLERO prohíbe el uso de teléfonos celulares en el desayuno, almuerzo y cena.

No solo eso: obliga a los jugadores a recoger los platos, vasos y cubiertos de la mesa y a embetunar los tacos que cada uno usa. Lección de humildad se llama esto; nada de tratos de rey, divos o estrellas.

En el mundo del fútbol don Óscar Washington Tabárez no es un “profe”, sino un MAESTRO. Por eso es la figura de la Copa Rusia 2018 que más admiro y respeto.