Los dos equipos de Madrid se apegaron a su estilo, pero no lograron resolver el marcador

James Rodríguez debutó en la red merengue; Raúl García igualó al cierre

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Madrid. EFE El estadio Vicente Calderón decidirá el campeón de la Supercopa de España el viernes, tras un empate en una nueva exposición de dos formas distintas de interpretar el fútbol.

Nada nuevo bajo el sol de un derbi que a su grandeza le añadió en sus últimas reediciones igualdad, gracias al crecimiento del Atlético de Madrid con el Cholo Simeone.

Detalles decidieron un partido de ida en el que el Real Madrid no mostró su fútbol vertical y su rival trabajó a la perfección para destruir, cumpliendo el objetivo marcado con un tanto en epílogo.

Habían pasado 87 días de una final de Liga de Campeones inolvidable para ganadores y perdedores, pero sobre el césped, pese al cambio de actores, se mantuvo el guión.

Toni Kroos aumentó la calidad madridista, aunque cerca de Xabi Alonso perdió eficacia. El Real Madrid salió a por el balón, a encerrar a un oponente que juega cómodo en ese papel. Poco importó que jugasen de inicio novedades como Guilherme Siqueira, Saúl o Mario Mandzukic. El estilo es el mismo: la garra ejemplar y la solidaridad en ayudas defensivas de manual.

El Atlético defendió bien, se movió como un acordeón para cerrar espacios. Consiguió borrar del campo en el primer acto a Cristiano Ronaldo y frenar la velocidad de Bale. Mientras el Real Madrid añoraba a un pasador como Isco.

Hasta Mandzukic sacaba balones como un defensa más. El nueve robaba en banda a Luka Modric, despejaba todo los córners y cuando recibía en su zona, tiraba.

Sin embargo, de golpe apareció el Atlético en terreno rival.

En la final de Lisboa lo hizo por un error de Casillas, ayer perdonó uno de Sergio Ramos. Controló mal con el pecho siendo último hombre y dejó el esférico a Saúl con espacio. Su disparo abajo cruzado no tuvo dificultad para Iker. La había tenido el conjunto rojiblanco y le tocaba volver a trabajar.

Cambio. Para la reanudación, las luces de alarma se encendieron en el Bernabéu cuando el portugués Cristiano Ronaldo no apareció.

James Rodríguez ocupó su sitio en el campo y el Real Madrid buscó un catalizador. Apareció Gareth Bale para rematar por primera vez a portería rival a los 47’. Su latigazo escorado lo repelió Miguel Moyá.

Rondaba el gol el Real Madrid, con un testarazo de Ramos y una que perdonó Kroos .

No obstante, al 81’, un nuevo entrevero permitió que Rodríguez saboreara su estreno en la red, con un poco ortodoxo remate de derecha.

Al Real Madrid lo había reactivado la entrada en escena de Ángel Di María, a quien el público demostró que no quiere su salida. Encaró siempre y subió los decibelios.

Pero el tanto obligó a adelantar líneas al Atlético de Madrid que acabó encontrando el premio.

Iker Casillas sacó una complicada a Antoine Griezmann, antes de quedarse de hielo al ver como un córner de Koke le llegaba a Raúl García para marcar a placer (88’).