El Mundial es una vitrina para que se luzcan Europa y América. Las demás zonas del orbe deben confirmarse con migajas.
Ni siquiera África, con su enorme cantera de jugadores, logra despegar. De vez en cuando alguna selección levanta la cabeza sobre el promedio, como Nigeria en Francia 1998 o Camerún en Italia 1990, pero son excepciones que hasta el momento no desembocan ni en un boleto a semifinales.
Asia también suele ser un simple espectador. Ha progresado desde que Corea del Sur perdió 9-0 con Hungría y 7-0 con Turquía en el Mundial de Alemania 54, pero tampoco hay mucho para presumir.
La mejor actuación fue de los surcoreanos en el único Mundial asiático de la historia (2002) cuando llegaron a semifinales con ayuda de evidentes errores arbitrales .
Lo de Oceanía es aún más humilde. Australia y Nueva Zelanda concentran las tres participaciones, por encima de los pequeños archipiélagos que comprenden la mayor parte del continente. Sin embargo, el principal logro es conseguir el boleto y de ahí no pasan.
Su gran potencia, Australia, prefirió pasarse a la zona de Asia, para tener un poco más de competencia y superarse a sí mismos: los socceroos apenas son 48 en la tabla histórica de los Mundiales.