Grada tricolor y ambiente pura vida en Madrid

9.200 aficionados asistieron ayer a la presentación de Keylor Navas

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Quedaba más de una hora para que el Santiago Bernabéu abriera sus puertas y ya se veía a la afición tica por los alrededores del estadio.

Diana Céspedes y su hermana, Carolina, recorrieron más de 300 kilómetros para no perderse el acontecimiento deportivo del día, para algunos incluso del año.

“Es un gran orgullo para el país ver cómo un jugador tico llegó al Real”, comentó una de ellas.

La fila frente a la entrada fue creciendo, poco a poco. Banderas tricolores, camisetas de la Sele y pancartas de ánimo para el portero ponían la nota de color en la calle.

Quedaban pocos minutos para conocer el número 13, que Keylor Navas lucirá en su espalda durante las próximas seis temporadas.

La afición ya preguntaba en la tienda del Real Madrid cuándo llegaría la camiseta. Para muchos el mejor recuerdo de un viaje; para otros, una prenda indispensable.

Por fin se abrieron las puertas, los más de 9.000 aficionados fueron llenando la grada del estadio. Los cánticos se repetían y componían la banda sonora de la mañana: ¡Viva Navas!, ¡Keylor, te queremos!” Entonces, Navas apareció en el palco de honor del Bernabéu, la gente se puso en pie y lo recibió con una ovación. Él giro a la grada, sonrió. ¡Pura Vida y Hala Madrid!

Su esposa, Andrea Salas, y su hija, Daniela, ambas de blanco impoluto, blanco del Real, le acompañaron en todo momento, también sin borrar la sonrisa de la cara.

Ya en el campo, Navas apareció con el traje azul de guardameta.

Su mujer, con el gesto del pulgar arriba, parecía dar el aprobado.

Estrenando traje, la afición lo aclamaba. Por primera vez, un costarricense pisaba la hierba merengue como jugador el equipo grande. Keylor se besaba el escudo de la camiseta, a petición popular.

También estuvieron los que lloraron. “Lágrimas de alegría por algo histórico”, contó José María Figueres, seguidor de Navas.

Con humildad entregó un balón a una madre con un niño en brazos, luego vino la conferencia, donde, ecuánime, respondió y empezó su aventura como madridista.