Johannesburgo. Dice Javier Aguirre que México llega al día del debut en el punto ideal, confiados en que será una gran jornada para ellos.
Estos aztecas de verdad se la están creyendo. En el mundo del futbol, horas antes de un partido importante, el discurso suele ser neutro, de respeto hacia el oponente. Pero en el bando mexicano todas las palabras son de motivación, como si fueran extraídas de uno de esos melosos libros de autoayuda.
“Tengo jugadores de experiencia que saben cómo es enfrentarse a un estadio lleno, los más jóvenes también están curtidos en diferentes batallas”, comentó Aguirre.
En teoría un integrante del plantel también lo iba a acompañar en la conferencia de prensa, pero aparentemente los mexicanos se mandan solos y están autorizados a brincarse ciertos lineamientos.
México y Sudáfrica inauguran un grupo en el que cualquiera puede pasar a la otra fase. Y lo que es igual: cualquiera puede quedarse de camino, hasta la propia Francia, subcampeona del 2006.
Los aztecas hicieron el reconocimiento a partir de las 5 p. m. hora local (9 a. m. de Costa Rica) sin mayor sobresalto. A estas alturas, ya pasó lo más difícil del campamento: las derrotas en algunos amistosos y el cigarro de Cuauhtémoc Blanco de madrugada en el hotel.
También la salida de Jonathan dos Santos, el último excluido del Tri , que terminó como episodio de telenovela cuando su papá anunció que no volvería a la selección.
Aguirre expresó su admiración por Nelson Mandela, pero aclaró que durante 90 minutos no estará de acuerdo con él. “Es un Mundial y queremos estar a la altura”, aseguró muy confiado.